Aunque no hay duda de que tus preferencias musicales cambian con el tiempo y son formadas por factores sociales como qué es lo que oyen tus amigos y dónde vives, investigaciones han mostrado que nuestras preferencias musicales están atadas a nuestra personalidad, desde qué tan conscientes somos hasta lo neurótico que podemos llegar a ser.
¿Pero existen otros mecanismos psicológicos que afectan? Seguro hay alguna explicación por el por qué hay canciones que quitamos el segundo que empiezan y otras que no podemos oír solamente una vez.
Según un estudio reciente, nuestro estilo de cómo pensar tiene un papel mucho más grande en esto de lo que antes creíamos. Especialmente con la gente con altos niveles de empatía suelen tener preferencias distintas que aquellos que piensan más sistemáticamente, ósea que suelen analizar más las cosas para entender las reglas y los patrones en el mundo.
Un equipo de investigadores llevaron a cabo varios estudios con más de 4,000 participantes reclutados en una aplicación que ya no sirve en Facebook para validar sus exámenes psicométricos.
La aplicación le pidió a los participantes que completarán un cuestionario psicológico y tiempo después que calificaran 50 extractos de música. Los investigadores seleccionaron los extractos de una biblioteca de 26 géneros y subgéneros de música para minimizar la posibilidad de que los participantes tuvieran alguna clase de asociación cultural o personal con las canciones. Luego evaluaron sus preferencias musicales calculando las calificaciones de cada participante de cinco dimensiones de música–tranquilo, no pretencioso, sofisticado, intenso y contemporáneo.
Los investigadores descubrieron que la gente que salio alto en empatía prefería oír lo que los investigadores calificaron como música “tranquila”, como R&B, soft rock y música contemporánea; música “no pretenciosa”, como el country, bluegrass y el folk; y música “contemporánea” como todo lo que incluye el acid jazz hasta el euro pop. No les gustó la música “intensa” como el punk, hard rock y heavy metal.
En contraste, la gente que salió alto en el ámbito sistémico, le gusta la música intensa pero lo tranquilo y poco pretencioso no tanto. Los investigadores señalan que estas relaciones similares también se encontraron dentro de un solo género de música. Por ejemplo, oyendo rock, la gente empática prefirieron un rock más suave y tranquilo, mientras que la gente sistémica prefirieron algo más intenso como el hard rock.
Cuando los investigadores indagaron más profundamente, descubrieron que aquellos que salieron altos en empatía prefirieron música con una mayor profundidad emocional. Aquellos que salieron más altos en lo sistémico prefirieron música con mayor profundidad intelectual y más compleja.
Sin importar dónde caigas en esta gama, siempre hay algo para todos y es posible que no a todos les va a gustar.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.