Tu rutina para dormir suele incluir cepillarte los dientes, lavarte la cara y ponerte la pijama, pero seguro te has estado saltando una parte muy importante antes de meterte a la cama.

Alrededor de 60% de la gente duerme con la puerta abierta según una encuesta reciente. Esta simple decisión puede significar la diferencia entre vida o muerte en caso de incendio, ya que con la puerta cerrada puedes disminuir la velocidad en la que se esparcen las flamas, reducir los niveles de humo tóxico y mejorar los niveles de oxígeno a la vez que disminuyes la temperatura en el cuarto.

Con el aumento del uso en materiales sintéticos para los muebles y la construcción de hogar, cerrar la puerta puede crear toda la diferencia cuando se trata de salir con vida en una emergencia. El tiempo promedio para escapar de una casa en llamas ha cambiado de 17 minutos a tres o menos en las últimas décadas debido a materiales flamables y los planos de planta abiertos.

No sólo es por falta de consciencia, la mayoría de la gente que duerme con la puerta abierta lo hace porque por equivocación creen que es más seguro, pero en realidad es totalmente lo contrario.

Así que deberías de empezar a adoptar el hábito de siempre cerrar la puerta en las noches antes de dormir y haz lo mismo en el cuarto de tus hijos.

Aprovechando, es buen momento para revisar tus detectores de humo alrededor de tu casa, revisa potenciales riesgos de incendio y revisa el plan de escape con tu familia en caso de emergencias. Si no tienes uno, haz uno.

Todas estas pequeñas precauciones pueden hacer toda la diferencia.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.