La dueña de una casa grupo que fue redada la semana pasada entre abuso y malas condiciones defendió su técnica de amor duro, pero reconoció que las cosas se fueron de sus manos.

Rosa Verduzco, de 79 años, habló con Univisión en entrevista. “Mi fuerza me estaba dejando y habían cosas que ya no podía vigilar,” dijo Verduzco, quien fue detenido pero luego liberada por mostrar señales de senilidad.

Parecía estar lucida y sin arrepentimiento en la entrevista.

La casa grupo, La Gran Familia, que fundó Verduzco fue redada por la policía el 15 de julio y unos 600 niños y adultos fueron rescatados de las instalaciones sucias y repletas de basura.

Algunos residentes presuntamente habían sido abusados sexualmente por un empleado del asilo, pero Verduzco no hizo comentarios al respecto.

Mientras que parecía que no estaba implicada en el abuso sexual de ningunos de los residentes, muchos se quejaban de que ella les golpeaba.

Verduzco admitió esta alegación con orgullo, diciendo que le pegaba a los niños porque era parte de disciplinarlos y mostrarles afecto.

“¿Nunca han oído la expresión ‘si no le pegas a alguien, es porque no los quieres’?”, preguntó Verduzco en la entrevista. “Corregir su actitud no es hacerles daño.”

Pero negó las acusaciones de tener una celda de castigo, diciendo que el pequeño cuarto enrejado era una enfermería que se usaba para tener a los residentes enfermos para que no estuvieran caminando.

El refugio tenía a niños con problemas de comportamiento que venían de hogares abusivos, muchos permanecieron ahí al volverse adultos.

Una queja recurrente contra Verduzco, quien comenzó a acoger a niños hace 65 años, fue que le exigía dinero a los padres que querían sacar a sus hijos del refugio.

Aunque el dinero pudo ser el menor de sus preocupaciones. Verduzco confirmó que cuando los padres se mostraban, ella simplemente no quiso deshacerse de los niños, quienes consideraba como los suyos.

“No me desharé de ellos porque son mis niños,” dijo Verduzco. “Aquella que cuida a un niño es más madre que quella que lo pare.”

Sin embargo, Verduzco reconoció que había cometido algunos errores como tener comida podrida, la mayoría de la cual dijo que era para los puercos que tiene en un terreno junto al refugio.

“Nuestro error fue no tirar las cosas,” dijo.

Seis empleados del refugio fueron cargados por secuestro, por presuntamente reusarse a dejar a los residentes irse y por tráfico de personas al obligarlos a rogar por dinero. Los seis también se enfrentan a cargos de crimen organizado.

Los fiscales dicen que los cargos de abuso sexual pueden levantarse en contra de algunos de los seis, especialmente a tres hombres quienes fueron acusados por varios residentes de abusar de ellos.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.