Algunas personas opinan que la famosa postura sexual conocida como “el 69” es una de las más democráticas e igualitarias que hay. Otras, que se trata de una posición valorada en exceso. Tú, ¿qué opinas?

En un reciente artículo publicado en el periódico español El País se entrevistó a un grupo de individuos que opinaron sobre la discutida práctica sexual, que es tan antigua como andar a pie, aunque su nombre esté vinculado a los años 60 cuando el escritor surrealista francés, Raymon Quereau, descubrió la siguiente ecuación: “uno más uno es 69: dos personas entrelazadas una sobre la otra, específicamente sobre su sexo”.

En la encuesta, se descubrió que hay muchos más detractores que fanáticos del famoso “69”.

Es más idílica que real

Lo que las películas XXX muestran es más idilio que realidad. Una de las entrevistadas lo definía de la siguiente manera: “nunca he llegado al orgasmo con el 69. Veo difícil el hecho de concentrarme en lo que estoy haciendo a mi pareja y, al mismo tiempo, dejarme llevar por mis sensaciones y mi propio placer. Prefiero hacer las cosas por turnos, ahora me lo haces tu y luego yo. No es una de mis posturas favoritas. Yo diría que gusta más a los hombres que a las mujeres, aunque puede estar bien para ir entrando en materia. Pero a mi me provoca más risa que otra cosa”.

Un problema de talla y/o peso y coordinación

Por su parte, los científicos han descubierto que las arañas, que cuentan con un repertorio de una decena de posiciones para el coito, también practican el 69. Sin embargo, muchos humanos son menos versados en este asunto en parte, agregan los expertos, porque existen algunos inconvenientes relativos a la talla o al peso. “Hacerlo con una pareja de altura diferente puede provocar que uno de los integrantes acabe con lumbalgia, en un intento de querer acortarse para llegar al lugar estratégico; mientras el otro tenga que alargarse para alcanzar el fruto del árbol prohibido, lo que puede provocar más de un dolor de cervicales”, argumenta el reportaje.

El peso es otra cuestión a tomar en cuenta, aunque se recomienda que ella, o el más ligero de los dos, se sitúe encima. Otro de los inconvenientes es la coordinación: estar en una postura bastante estática no permite una gran libertad de movimientos.

Demasiadas expectativas

Otro de los individuos encuestados definía el “69” como “una postura contradictoria y muy dada a la polémica”. Agregaba que la mayoría de las personas generalmente la odian o les encanta y aseguraba que era una posición que había generado muchas expectativas: “cuando uno empieza a tener relaciones sexuales lo que quiere es hacer el 69, como representación de lo más morboso que pueda existir y contárselo a sus amigos.

Pero no es una postura para principiantes y además requiere tiempo. Es como si uno quiere aprender a nadar y empieza por el estilo mariposa, que es el más difícil y el que requiere más esfuerzo”.

La encuesta demostraba que la mayoría de las parejas que practican este movimiento mantienen una gran complicidad.

El “69”, ¿un Tai Chi?

De acuerdo con Gregorio Morales, autor del libro Erótica Sagrada, “ el 69 es un ‘taichí’ –símbolo taoísta– donde fluyen armónicamente el yin y el yang. Para los tantrikas –monjes que siguen el camino religioso taoísta a través del sexo–, la práctica oral recíproca crea una progresiva corriente de energía que nivela, integra y regenera tanto el cuerpo como la mente”.

Sin embargo, otra de las personas entrevistadas para el reportaje contradecía esta aseveración argumentando que uno de los problemas del “69” es que, “generalmente, la pareja no llega al orgasmo de forma simultánea y cuando uno lo consigue, evidentemente deja de seguir practicando el sexo oral al otro porque la tensión anterior y la relajación posterior se lo impide”.

Una cosa es cierta: de todos los movimientos del Kamasutra, el “69” es el que mejor se lo ha montado.

Fuente: (Actitud Fem)