“El amor de pareja, especialmente en los primeros momentos de una relación, puede ser muy intenso e incluso revolucionar la vida y la forma de sentir de alguien”, asegura Rodrigo Hagar, psicólogo de CasaFEN – Centro Médico Integrativo .
Agrega que cómo se reaccione y los “efectos colaterales del amor”, dependerán de las características de personalidad, estabilidad emocional y, por supuesto, de la historia amorosa previa que tenga cada persona.
“Por eso, algunos pueden vivir esta excitación hormonal y emocional en forma más saludable. Mientras que otros, estarán entusiasmados pero también asustados, otros obsesionados, eufóricos, etc.”, afirma.
Esta intensidad emocional, que se daría en la primera etapa de enamoramiento, para él es esperable y necesaria, porque es como la puerta de entrada a la relación.
“Suele incluir muchas ilusiones y fantasías de felicidad con la otra persona. El otro pareciera que viene a llenar un vacío en nuestra vida, nos revoluciona sexualmente y promete una estabilidad emocional. Todo eso despierta, naturalmente, mucho entusiasmo”, afirma.
Sin embargo, para hablar de los “efectos secundarios del amor”, el doctor en psicología de la Universidad de Chile, Sebastián León propone que entendamos al amor como metáfora de una “droga”, que debiera ser administrada con precaución. “Es que activa los centros neuronales localizados en el sistema límbico, ligado con las ‘recompensas’, los mismos que se activan por el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias adictivas”, explica.
Además, cuenta que el enamoramiento produce un aumento en la secreción de oxitocina, hormona del amor y del apego, presente también en el orgasmo, y se produce un aumento en la liberación de dopamina, el neurotransmisor del placer, que actúa sobre la corteza prefrontal, asociada a la cognición, y que aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
“Esto último contribuye a explicar la sensación de euforia, la anestesia del dolor, el cambio en el ritmo de latidos que se acompasa con la pareja y la dilatación de las pupilas, todos rasgos específicos de los efectos secundarios biológicos del enamoramiento”, dice.
Sin embargo, advierte Sebastián León, que al amor no se debe reducir solo a procesos bioquímicos, pues en la neurobiología contemporánea se reconoce al cerebro como un fenómeno interpersonal, indisoluble de la experiencia relacional compartida.
Los 10 efectos
Para conocer y tratar de “cuidarse” de no quedarse pegado en alguno de estos “efectos”, el psicólogo Rodrigo Hagar entrega la sorprendente lista. ¿Has sufrido alguno de ellos?
1. El amor te atonta: Si bien no ocurre en todos los casos, es un patrón bastante repetitivo. De hecho, a veces llega a despertar rasgos parecidos a los de un trastorno obsesivo-compulsivo, en que la persona piensa en su pareja gran parte del día y llega a sentir esto como algo invasivo. En otros casos, la necesidad de tener al otro cerca puede incluso derivar en conductas disfuncionales, como perder la concentración y gastarse todo el tiempo en pensar en esa persona especial.
2. Produce euforia: En un nivel biológico, el enamoramiento puede funcionar como una adicción. Psicológicamente, la pareja satisface nuestras ilusiones de amor y como la relación tiene poco tiempo y no se conocen mucho, la mente tiene lugar para todo tipo de sueños cumplidos, provocando una sensación de logro que, tarde o temprano, se pone en juego con la realidad. Como todos los efectos del enamorarse, esta euforia puede darse con distintos niveles de intensidad, y puede ser saludable, como también nociva.
3. Alivia el dolor: Aparte de la explicación por la liberación de dopamina, hay que saber que, en lo fundamental, somos seres vinculares. Nuestra salud emocional, física y cognitiva depende fuertemente de cómo cultivamos nuestros vínculos con otros. Una de nuestras fuentes primordiales de bienestar es la posibilidad de amar y de relacionarnos íntimamente con otras personas. Gracias a los estudios de la neurociencia, por ejemplo, vemos que el dolor o la cantidad de flujo sanguíneo cerebral, tienen una relación irrenunciable con cómo pensamos, decidimos y nos sentimos en relación con otras personas.
4. Se camina más lento: Es por empatía y el poder que tiene la intimidad en una relación de pareja. El amor tiene un espacio íntimo, delicado y de ternura, con tiempos más lentos y flexibles que los que tiene, por ejemplo, andar apurado en la calle. Entonces, esta relación también requiere de esa mutualidad y ese contacto cuando se está en espacios públicos, el caminar más lento ayuda a mantener esa conexión. Es como si la estabilidad de la pareja fuera un recipiente de agua que ambos sostienen juntos al caminar y para que se mantenga en calma y el agua no se pierda, hay que caminar a un ritmo compartido.
5. Ritmo cardiaco se acompasa: Esto ocurre cuando una relación es muy íntima. Por ejemplo, en la relación sexual, en que los cuerpos se acoplan, se sincronizan también las tonalidades emocionales de ambos miembros de la pareja. También surge la risa espontánea y este aspecto “juguetón” que tiene el amar en intimidad. Este mismo efecto de los latidos del corazón se observa también en los bebés recién nacidos cuando se ponen en el pecho de la madre. Es un fenómeno muy bello y que da cuenta de lo fundamental que es la posibilidad de conectarnos con otros para crecer y madurar.
6. Cambia el tono de voz: Tiene que ver con el despliegue de la ternura en la relación. Como la intimidad es grande y las formalidades de la adultez quedan fuera del dormitorio, se logra una intimidad física que se parece a la que teníamos con nuestros padres cuando éramos niños y hay una cierta regresión a conductas infantiles, lo que es perfectamente normal y esperable hasta cierto punto. Sin embargo, es peligroso cuando este aspecto permea otros ámbitos. Hay que desarrollar una ternura adulta y más madura y no atraparse en una posición infantil.
7. “El amor ciega”: La pasión manda por sobre la razón. En una primera etapa, la principal fuerza de vínculo es el deseo, que desde las primeras etapas de nuestra vida, en un plano biológico, se asocia con la satisfacción inmediata a nivel emocional y sexual. Entonces, dedicamos mucho tiempo a pensar en alguien que satisface nuestros deseos. Y como la mayoría de las cosas que pensamos sobre esta nueva pareja, suelen asociarse con la ilusión futura o a la fantasía, entonces podemos alejarnos de los asuntos cotidianos y volvernos poco criteriosos.
8. Dilata pupilas: Ciertas investigaciones sugieren que la dilatación de las pupilas está relacionada con estados emocionales intensos, como estar enamorado, por ejemplo.
9. Hombres más temerarios, valientes y audaces: Esta reacción tiene que ver con la capacidad de impresionar. Funciona más bien con un cortejo y se da también en las parejas consolidadas. Se ha visto que frente a mujeres atractivas en general, los hombres nos ponemos más tensos y podemos correr más riesgos para llamar su atención y transmitirles esta sensación de protección, control, destreza física, etc.
10. Sube la autoestima: El enamoramiento sirve mucho para reencantarnos con nuestras sensaciones físicas, con la sexualidad y la autoestima, con la satisfacción del deseo y la sensación de contar con alguien que nos quiere. Si evoluciona, servirá también como referente de identidad, porque “el otro”, en su manera de querernos, nos habla de nosotros. Por esto es importante no quedarse en la puerta de entrada y atreverse a conocer el mundo interior de nuestra pareja, y así conocernos a nosotros mismos en ese ejercicio.
Fuente: Emol