Haroshi es un artista japonés autodidacta que fabrica sus piezas a partir de patinetas recicladas y sus creaciones, pueden tomar forma de diferentes maneras: por mosaico, puntos y pixeles. Cada elemento es cortado en diferentes formas, aunque también pueden permanecer en su forma original; posteriormente las piezas son conectadas y finalmente pulidas hasta lograr el producto deseado.

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La pasión del escultor por las patinetas comenzó en su adolescencia, aunque todavía practica el deporte hoy en día. Conoce de corazón todas las partes que forman una patineta; comenzar a fabricar arte a partir de patinetas fue un proceso muy natural.

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Es una actividad común para el artista manejar por la ciudad de Tokio recolectando patinetas rotas de las calles; es rara la vez que descarta alguna por muy deshecha que esté. Aunque Haroshi utiliza un solo tipo de material para dar vida a su arte, las patinetas varían en estructura y tamaño dependiendo de la marca y el modelo, de tal manera que para crear sus esculturas, el artista debe escoger individualmente cada pieza de entre miles. Después de que son apiladas, pegadas y recortadas, son pulidas y barnizadas hasta lograr el acabado perfecto.

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Uno de los detalles que hacen las obras de Haroshi tan únicas, algo que el espectador no puede apreciar a simple vista, es que a cada pieza se le otorga un “alma” durante su construcción; el alma, es un pedazo roto de metal perteneciente a alguna patineta que es colocado en el núcleo de cada pieza. Esta práctica ya ha sido utilizada antes. El escultor japonés budista del siglo XII, Unkei, colocaba una bola de vidrio en sus piezas con la misma intención.