Es capaz de disparar las ventas de vinilos, revolucionar el mercado actual con una cámara que solo capta imágenes en blanco y negro, fundamentar una estrategia publicitaria y reunir a millones de espectadores ante el televisor.
Se trata de la nostalgia, un término al que el coordinador de guiones de Cuéntame, Eduardo Ladrón de Guevara, atribuyó, no hace mucho, el éxito de la serie en la que trabaja. O, al menos, una parte de él: “Los mayores disfrutan con la serie recordando cómo fueron los tiempos pasados”. ¿Y los jóvenes? “A estos les permite descubrir una época que les han contado, saber lo que sucedió”.
La mesa de formica de los Alcántara, las botellas de gaseosa, las camisas floreadas de Merche o el Seat 850 donde viajaba la familia no son, por tanto, meros elementos de atrezzo, sino claves vitales que se agrandan y retumban en el interior del televidente cuando este los reconoce.
La melancolía vende y engancha. Aunque hay que ser cauto, porque “el éxito nunca se explica por un solo factor”, matiza Pedro Gómez Martínez, guionista y profesor en la Universidad Francisco de Vitoria. El estilismo, el trabajo artístico, una buena historia y el uso del lenguaje cinematográfico contribuyó a que la serie de El tiempo entre costuras en Antena 3 lograra rozar el 28% de cuota de pantalla en su última entrega. Pero, también, el que muchos pudieran recordar a sus abuelas o madres zurciendo junto a la ventana. Como prueba, un dato: durante las horas en las que se emitían sus capítulos, la tienda Amazon registró un aumento de las ventas de máquinas de coser de un 124%.
Amar en tiempos revueltos, ambientada en la Guerra Civil y en los primeros años del franquismo, se despidió de La 1 con un 20% de share y convertida en la serie diaria más longeva de televisión (hoy continúa su andadura en Antena 3 bajo el nombre de Amar es para siempre). Y El secreto de Puente Viejo acaba de celebrar sus tres años de emisión tras permanecer durante diez meses como líder de las sobremesas. “Mi madre me dice que algunas de las cosas de la serie ella las ha vivido en su pueblo”, explicaba el actor Rubén Serrano, poco después de incorporarse a la serie.
La última en mirar al siglo XX es Velvet. La ficción protagonizada por Miguel Ángel Silvestre y Paula Echevarría, que domina el prime time de los lunes, muestra el Madrid de los 50.
¿Por qué nos gusta tanto echar la vista atrás? No existe una única razón: tal vez, “la huida del presente, la añoranza de la juventud o la curiosidad por conocer cómo se vivía en otras épocas”, explica Gómez Martínez. Y eso que las ficciones solo mantienen una relativa fidelidad con la realidad, puntualiza. ¿O alguien pensaba que el esplendor que exhibe la Gran Vía de mediados de siglo XX en la serie Velvet es real? ¿O que una de las abuelas de la España contenida y pacata de Cuéntame pudiera presumir de sus devaneos delante de las amigas? No. Pero es divertido. Y por algo lo llaman ficción.