Don Alfredo Di Stéfano es un personaje  verdaderamente legendario. Un héroe de otra época en la cual no había televisión a nivel mundial, no existía el internet y la radio era el medio dominante de este planeta.

Por allá de la década de 1950, en la que mis abuelos andaban en coches que parecían lanchas y el Rock & Roll era un pecado, surgió una figura en el deporte del balón, una “Saeta Rubia” que cabalgaba por todos los campos de Europa destruyendo los récords previamente establecidos, El “Don” del fútbol.

La polémica de su fichaje por el Real Madrid lo persiguió toda su carrera. Cuando llegó a España, el franquismo se encontraba en su apogeo y el equipo Blanco representaba los valores del mismo. A pesar de que la mitad de su pase había sido comprado por el FC Barcelona a River Plate(dueño de sus derechos como jugador), el Real Madrid compró la otra mitad de su pase a Millonarios de Bogotá(equipo en el que militaba a préstamo). Después de meses de lucha por su pase, en los que incluso FIFA había decidido que jugara alternadamente en ambos clubes, se dice que el “Generalísimo” metió mano y “sugirió” (Entre comillas sarcásticas) que el Barcelona renunciara al jugador.  Lo demás es historia.

Literalmente historia, escrita en libros y no en Youtube. El delantero argentino era tan bueno que trascendió a pesar de que no lo vimos, lo vieron los antiguos y cuentan que flotaba por la cancha y creaba “Fútbol Total” antes de que éste fuera inventado. Fue tan impresionante que es el único “Rey” del Fútbol (Pelé, Maradona, Cruyff y él son los únicos considerados “Reyes” en la historia) que jamás jugó un Mundial.

Le dieron tres Balones de Oro, dos como jugador y  el “Súper Balón de Oro” en 1989 que lo avalaba como el “Mejor jugador en la historia” para la revista France Football.  Fue el principal responsable de que el Real Madrid haya sido considerado el mejor club del Siglo XX, ya que ganó cinco Copas de Europa y anotó en cada una de las finales que jugó. Además de todas sus distinciones, había algo que lo hacía todavía más especial, era un caballero fuera de la cancha.

 

Saeta, gracias por proporcionar al mundo la posibilidad de crear leyendas, mitos y fábulas a tu alrededor. Y con el surgimiento de Lionel Messi no me queda más que decir: “El Rey ha muerto. ¿Qué viva el Rey?”

 

DEP Alfredo Di Stéfano

 

Twitter: @enano_velez