Al estudio de diseño, Carv, se le ocurrió una idea interesante para una escultura funcional: una bicicleta con llantas traseras que imitan la manera de caminar de una araña.
Toma pasos como un arácnido cauteloso cuando pedaleas. Cuatro patas ocupan el lugar de la llanta trasera, moviéndose en sincronía perfecta con cada pedaleada. Aunque no haya ninguna ventaja al usar patas en lugar de ruedas, sí crea una imagen interesante de una maravilla mecánica.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.