Pasa de vez en cuando cuando te levantas de tu escritorio o sales rápido de la cama. Te paras de repente y te mareas, en algunos casos ves puntos o tienes que sostenerte de algún modo para no caerte y luego se pasa después de unos segundos.

La mayoría de la gente experimenta esto de algún modo, pero no es nada de qué preocuparse.

Esto ocurre porque hay una disminución temporal en la cantidad de sangre (por lo tanto oxígeno) hacia el cerebro.

El corazón es como una bomba y cuando te paras repentinamente, la cantidad de sangre que viaja al corazón es reducido, lo cual causa una disminución temporal en la presión de sangre y toma un poco de tiempo para que el mecanismo correctivo entre en efecto.

Cualquier cosa que disminuye tu presión de sangre puede hacerte sentir estos mareos. La deshidratación también puede subir la posibilidad de que esto ocurra al disminuir el volumen de sangre y la presión. Si sudas mucho durante el ejercicio sin consumir suficiente sal, lo cual te ayuda a retener líquidos, es una receta perfecta para marearte.

Lo bueno es que estos mareos duran sólo unos pocos segundos, es muy común en jóvenes, pero la incidencia suele disminuir después de los 30.

Pero existen momentos en donde no deberías de ignorar estos mareos. Según un estudio reciente, vincularon estos mareos con un riesgo elevado de caídas, fracturas y muerte por cualquier causa en aquellos entre 44 y 66 años.

Si tienes más de 40 años y sientes estos mareos tras pararte, no tienes que correr al doctor, pero deberías de mencionarlo en tu siguiente visita. Tu doctor puede llevar a cabo unas pruebas de presión de sangre para asegurar que estás en buenas condiciones.

Sin importar tu edad, si estos mareos duran más de unos segundos y vienen acompañados por dificultades al pensar, dolor de cabeza, taquicardia, sudor o debilidad, quizá deberías de hacer una cita con el doctor. Esto puede señalar alguna condición médica más seria.

De lo contrario, sólo procura pararte más lentamente y tomar más agua para disminuir estos mareos.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.