Un profesor de Stanford, Gary Walter Cox, considerado una de las personas más brillantes en ciencias políticas llevó una granada al aeropuerto de Los Angeles, causando que se evacuara el aeropuerto, uno de los más ocupados del mundo, cuando el personal de seguridad encontró el explosivo en su maleta.
El departamento de bombas de la policía de Los Angeles destruyó la granada con una explosión controlada.
Cox fue cargado por posesión de un dispositivo destructivo en un espacio público y fue liberado con una fianza de $500,000.
Todo fue un error inocente, dijo Cox. Había ido a Los Angeles para recolectar las pertenencias de su padre difunto e iba de regreso a su hogar con los recuerdos y las reliquias familiares de su padre, que incluían una granada que usaban las tropas de EUA en la Segunda Guerra Mundial.
El padre de Cox era un capitán en la marina nacional de EUA en el Pacífico durante la guerra y por décadas usó el explosivo como un pisapapeles.
“Al principio ni me acordaba que la tenía ahí,” dijo Cox. “Me tardé un buen rato mirando la pantalla antes de entender lo que era.”
Su padre solía sacar el anillo y quitaba la manija para mirar adentro de la granada, así que Cox asumió que la granada era inofensivo.
El escuadrón de explosivos de la policía no tenía la misma certeza.
Cox dijo que uno de los policías que hizo el arresto le llamó por teléfono para decirle que los cargos serían retirados.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.