Un snowboarder que jugaba a la ruleta rusa en las cuestas afuera de un hotel en las montañas de Wyoming murió en una avalancha que el mismo provocó mientras iba cuesta abajo.

Michael Kazanjy, de 29 años, murió este jueves en la primera avalancha mortal de la temporada. Kazanjy estaba en el hotel de Jackson Hole Mountain Resort con otros cinco cuando decidió ir cuesta abajo y según oficiales, provocó la avalancha.

“Era una gran avalancha,” dijo Bob Comey, “sucedió en un barranco, en un pendiente muy inclinado.”

Otros esquiadores, incluyendo a un doctor que intentó resucitar a Kazanjy estaba afuera de los límites del hotel cuando murió. Kazanjy estaba en la parte trasera de la montaña donde el peligro y las emociones son más grandes.

“Es casi como la ruleta rusa cuando estás en este pendiente. Si seis personas lo intentan y nadie muere, entonces lo hacen 50 personas lo hacen y nadie muere, la gente se vuelve autocomplaciente,” dijo Comey.

El hermano de Kazanjy dijo en una declaratoria: “Mike vivió con su corazón para todos a su alrededor y ellos por él. Amaba a su familia, sus amigos de esquiar y a San Francisco. Mis padres tuvieron la suerte de pasar esta Navidad con Mike en Jackson esta semana y son agradecidos por ello. Esta trágica pérdida en una época del año donde las familias se juntan es un recordatorio de que debemos apreciar el tiempo que tenemos con nuestros seres queridos. Diles a los tuyos que los quieres.”

Un promedio de 28 personas mueren cada año en avalanchas.

El accidente de este jueves es el segundo causado por una avalancha en la semana.

En la parte trasera de la montaña cerca de Vail, Colorado, Davis LaMair vio a su hermano, Edwin, quedar enterrado vivo. El esquiador experimentado apenas podía respirar cuando fue enterrado en la nieve por 10 minutos.

“Ya que empecé a ir cuesta abajo me entró en la cabeza que estaba en una avalancha muy grande y que estaba pasando de verdad y que podía morir,” dice Edwin LaMair. “Intenté nadar con todas mis fuerzas para llegar hasta arriba de la nieve. Estaba inmensamente aliviado cuando me dí cuenta que mi cara ya estaba arriba de la superficie y podía respirar.”

Publicado por Othón Vélez O’Brien.