La Sociedad Española de Cardiología (SEC) alerta que la sal puede considerarse una droga, no solo por los efectos perjudiciales que causa, sino por la alta capacidad adictiva que posee.

Un estudio elaborado por la universidades de Duke y Melbourne demostró que la necesidad de consumir sal era la misma que relacionada con la adicción a la cocaína o a los opiáceos como la heroína. Con imágenes cerebrales, se observó que en ambos procesos se activa la misma zona del cerebro.

Asimismo se demostró que el consumo de sal en altas cantidades produce cambios profundos en ciertas células nerviosas del hipotálamo; provocando un aumento del tamaño y de la cantidad de las neuronas al igual que de dos proteínas específicas relacionadas con la adicción y el placer (dopamina y rexina).

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir unos 5 o 6 gramos diarios y recuerda que “además de cáncer de estómago, insuficiencia renal u osteoporosis, la sal favorece la aparición de hipertensión, causante del 62 % de los accidentes cerebrovasculares y del 42 % de enfermedades del corazón”, indica la OMS.

“80 % de la sal que consumimos proviene de los alimentos precocinados. Hasta el 20 % de la cantidad consumida diariamente está presente únicamente en el pan, por lo que desde la SEC creemos necesario que siga intensificándose la regulación de este alimento, ya que se ha establecido que cada año se reduzca un gramo de sal.

Esta misma medida debería aplicarse también en otros alimentos siguiendo las estrategias que han seguido otros países como Finlandia o Portugal”,anuncia el doctor González-Juanatey.

“Otra medida necesaria es trabajar en un mejor etiquetado de los productos, que clarifique la cantidad de sal y del resto de ingredientes que contiene de cada alimento”.

La SEC también solicita que los ciudadanos sean más responsables de los alimentos que consumen diariamente: priorizando la compra de aquellos que son bajos en sal; disminuyendo la cantidad de sal que se usa en la cocina; añadiendo a su dieta al menos cinco piezas de frutas y verduras de 80 gramos cada una; y reduciendo el consumo de grasas, especialmente las saturadas.

“Solo con la colaboración de todos los agentes implicados: industria alimentaria, población y autoridades sanitarias, conseguiremos superar esta adicción y mejorar así el control de una enfermedad que cada año provoca más defunciones”, concluye el presidente de la SEC.

Fuente: ABC