Para el dramaturgo Felipe Oliva, las pastorelas -una de las prácticas más arraigadas en México para difundir, conservar y redescubrir la Navidad- son un momento de convite familiar, una coyuntura para la reconciliación y la ocasión perfecta para divertirse.
En entrevista telefónica con Notimex, Oliva, quien dirigirá la temporada de “Císcale, císcale diablo panzón”, en el Teatro Coyoacán, explicó que una pastorela puede definirse como una representación teatral en la que se busca personificar el nacimiento del niño Jesús.
“Si se es muy estricto con los géneros dramáticos, estas puestas en escena forman parte de la farsa, ya que reflejan lo imposible o lo improbable; no sabemos si existan los ángeles o los diablos, creemos en ellos, pero nunca lo hemos visto”, expresó.
A pesar de que existen diferentes tipos de pastorelas, todas contienen los mismos ingredientes, “como la confrontación entre los ángeles y los diablos, y la presencia de los siete pecados capitales”, continuó.
Los cantos y villancicos, dijo, son totalmente trascendentales en estas obras. “Recordemos que son estos los cantos que interpreta la gente de las villas, los pastores, por eso es que son importantes”, acotó.
El también director teatral refirió que las pastorelas surgieron desde la época de la evangelización, durante la Colonia, pero que fue Joaquín Fernández de Lizardi (1776-1827), quien le dio forma teatral, a través de “La noche más venturosa”.
En esta obra, un grupo de pastores emprende la travesía hacia Belén, donde se registra el nacimiento del Niño Jesús. Durante su viaje, los diablos se van a encargar de que no lleguen a ver al “salvador”, narró.
En el siglo XX, las pastorelas tuvieron una transformación, se mezclaron con el teatro popular y se convirtieron en una especie de teatro político, con estilo un poco más aguerrido y serio, pero sin perder la tradición, mencionó.
A partir de entonces, añadió, se abrió la oportunidad de hacer crítica a todas las situaciones políticas, sociales y económicas que se estuvieran viviendo en una época determinada.
Por otro lado, Oliva señaló que su carrera como actor inició con la pastorela “Los encantos del relajo”, de Norma Román Calvo (1924-2013), y que al empezar a realizar teatro campesino en Guerrero, tuvo la oportunidad de montar “Chispas, rayos y centellas”, pastorela de la maestra Teresa Valenzuela.
Sobre la pastorela “Císcale, císcale diablo panzón”, que tendrá temporada, del 18 de diciembre al 5 de enero, en el Teatro Coyoacán “Enrique Lizalde”, expresó que es un montaje cómico-político-musical y que su compañía retomó con un aire nuevo y distinto la historia que Willebaldo López escribió en 1967, la cual proviene de la tradición oral de Queréndaro, Michoacán, municipio natal del escritor.
Con bailes, cantos y toda la diversión hacemos en esta obra un recuento y una crítica de todo lo que pasó a lo largo del año, manifestando las inconformidades que escuchamos de la gente, comentó.
“Es una especie de resumen anual de noticias, reflejamos lo que pasó con la CNTE, las reformas y el alza de impuestos, entre otros temas”, puntualizó.
En la puesta, en la que sonarán villancicos como “La Marimorena” y “La noche anunciada”, actúan Mariana Brito, Elizabeth Montaño, Ricardo Tavera, Isai Riveles, Marco Polo Suárez, Amy Lira, Gabriel Martínez, Francisco Betancurt y el propio dramaturgo.
Relató que el argumento gira en torno a Jodías y Angelito, quienes anunciarán a un grupo de pastores el nacimiento de “El Salvador”, mientras que Satán y Satanín se encargarán de ofrecerles las siete tentaciones, para que no lleguen a venerar al niño Jesús.
Indicó que durante las funciones el público podrá disfrutar de una merienda tradicional, con ponche, tamales y atole, así como de una rifa de piñatas.
México, 11 Dic. (Notimex).-