El japonés Haruki Murakami (1949) es uno de los grandes representantes de la literatura fantástica, un autor que cree de manera firme en el mundo de los sueños, un escritor que debió ganar el Nobel de Literatura 2013, consideraron los escritores Mauricio Montiel y Sandra Lorenzano.

Durante el lanzamiento ayer de la versión en español de la más reciente publicación del escritor nipón, “Los años de peregrinación del chico sin color”, ambos autores elogiaron la labor literaria de quien es considerado una figura en la literatura posmoderna.

En su oportunidad, el escritor Mauricio Montiel señaló que “Los años de peregrinación del chico sin color” es una novela donde se retoman varios de los temas a los que “nos tiene acostumbrados el autor”.

“Entre otros, las amistades rotas, las ilusiones perdidas, la relaciones difíciles entre hombres y mujeres, y esos puentes extraños que se tienden de repente entre esta realidad y otras realidades”, refirió en una reconocida librería situada en Coyoacán.

Montiel sostuvo que Murakami es uno de los autores contemporáneos que mejor sabe retratar el desasosiego del hombre moderno y la posibilidad de entablar comunicación con otros mundos, tanto dentro como fuera de él, “es decir, es un experto en trazar mundos paralelos”.

Indicó que el nipón cree de manera firme en el mundo de los sueños, “pues todos sus personajes son soñadores y expertos, y en toda su obra hay una especial énfasis en el traslado al mundo de los sueños”.

Pese a las críticas que ha desatado, expuso, Murakami “es un gran escritor y en un mundo contemporáneo donde abunda la literatura basura, el que un escritor tan excelente y estimulante como él tenga éxito, es un triunfo para la literatura”.

“Se trata de un autor que está firmemente plantado con un pie en Occidente y otro en Oriente, y justo lo que nos muestra una novela como ?Los años de peregrinación del chico sin color? es la melancolía, la soledad y la alineación que se vive en las grandes capitales asiáticas”, manifestó.

Buena parte de la novela, detalló, se desarrolla en Tokio y, sobre todo, en las estaciones de metro y del tren, porque el personaje central es un diseñador de estaciones de estos transportes; de tal manera que a través de este personaje y el movimiento permanente de personas, vemos la soledad y el desosiego que permean en las grandes ciudades.

Por otro lado, Montiel lamentó el hecho de que Murakami no haya obtenido el Premio Nobel de Literatura 2013, luego de que era uno de los fuertes candidatos para obtenerlo.

“Es una pena que no haya ganado el Nobel de Literatura, hubiera sido el tercer japonés. Murakami no sólo es un candidato bastante bueno para el Nobel, sino un escritor que lo merece, pues tiene una obra muy amplia, compleja y estimulante, que amerita un galardón de esta talla”, señaló.

Para Sandra Lorenzano, la nueva novela del japonés “nos enfrenta a esas historias entrañables que se van volviendo extrañas, una extrañeza que nos resulta sorprendentemente familiar”.

Lo calificó como un autor que juega con la diversidad de posibilidades de emociones y sentimientos, que se pueden despertar a partir de las palabras que buscan una complicidad muy grande con el lector y que surgen de manera inmediata desde una cuestión en la que los afectos y confianza marchan de la mano.

La también vicerrectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ) destacó la capacidad de Murakami para dialogar con los jóvenes lectores, pues en su opinión “no es frecuente sintonizar con los jóvenes”.

“Los años de peregrinación del chico sin color” cuenta la vida de Tsukuru Tazaki, un hombre solitario de 36 años que busca encontrarse a sí mismo. La historia destaca temas como la amistad, las ilusiones perdidas, la soledad, la juventud que se va y la ausencia.

Bajo el sello Tusquets Editores, se trata de una novela sobre la amistad, el amor y la soledad de los que todavía no han encontrado su lugar en el mundo.

En Japón, la novela lleva más de un millón de ejemplares vendidos, alcanzando el primer puesto de ventas, incluso antes de su lanzamiento comercial.

En la novela, cuando Tsukuru Tazaki era adolescente pasaba horas sentado en las estaciones viendo pasar los trenes, y ahora a sus 36 años es un ingeniero que diseña y construye estaciones de tren, pero en el fondo no ha dejado de verlos pasar.

Lleva una vida holgada y tranquila, y cuando conoce a Sara, una mujer un poco mayor que él, algo se remueve en lo más profundo de su ser, haciéndole revivir un episodio de su juventud.

Fuente: México, 16 Oct. (Notimex).