las rupturas

Las rupturas nunca son fáciles, son el fin de una relación, ya sea platónico o romántico, y el luto es real.

Afortunadamente, las etapas de las rupturas son bastante predecibles y aquí te podemos ayudar a navegar cada una para llevar el proceso mejor.

(Vale la pena aclarar que las etapas no son lineales y pueden verse diferentes para cada quien. Puedes volver a una etapa o pasar más tiempo en una que las demás.)

Estas son las etapas de las rupturas:

Ambivalencia

Has tenido fases positivas y negativas en la relación, pero no estás segura cuál es la definitiva. Esta etapa está marcada por días bueno y días malos. Con frecuencia tu pareja no estará consciente de tu ambivalencia, lo cual puede hacer este momento más doloroso.

Habla con tus amigas y tu familia para desempacar los pros y los contras de la relación. También ayuda que hagas consciencia de los patrones que puedas notar en la relación.

Recuerdo eufórico

Terminó la relación y ahora recuerdas la relación como puros arcoíris y unicornios. Te enfocas en todo lo bueno de la relación y olvidas lo malo que hizo que terminara en primer lugar.

Es normal sentir culpa y remordimientos en esta etapa. Está bien reflejar sobre los elementos positivos de la relación, pero también es bueno recordar los malos momentos cuando llegues a esta etapa. Siempre ayuda recordar por qué terminaron las cosas cuando se te olvida.

Sacarle sentido a todo

Esto pasa cuando tu mente se super acelera para aceptar la ruptura de la relación. La gente suele analizar las explicaciones de por qué terminó la relación y se obsesionan con todos los detallitos.

Si estás confundida durante la ruptura, sobre analizas todo lo que tenga que ver contigo, tu ex y la relación para entender por qué pasó todo como pasó.

Por esta razón es importante encontrarle finalidad a las cosas.

Entumecimiento

No todos pasan por esta etapa, pero si te encuentras aquí, permítete sentir las emociones en lugar de bloquearlas. Grita, escribe, habla con un ser querido, deja salir los sentimientos aunque te den miedo.

Mientras más honras a tus emociones, más fácil será tu recuperación y crecerás gracias a la experiencia.

Negación

Te cuesta trabajo aceptar que la relación terminó. Es un mecanismo de defensa que te da falsas esperanzas cuando te está costando trabajo seguir adelante.

Se puede manifestar haciéndote buscar a tu ex para intentar reconectar.

Si llegas a esta etapa, dale prioridad al auto-cuidado, enfocándote en actividades que te hagan bien, como el ejercicio, leer o consentirte en un spa o en casa.

Ira

Ya no estás negando lo que pasó, así que te enojas al recordar varias cosas. Puede que sientas rencor por tu ex, frustrada por la ruptura en si o contigo misma por varias razones.

Es sano enojarse de vez en cuando, pero nunca dejes que la ira te consuma. Mejor trabaja con esa energía en otras actividades más productivas.

Negociación

En esta etapa tratas de imaginar las cosas como pudieron haber sido y cómo pudiste haber manejado las situaciones mejor.

Cuando llegues a esta etapa, recuerda los hechos y no olvides tus puntos no negociables. Por ejemplo, puedes llegar a pensar “Quizá si accediera a tener hijos, como él quería…”

Recuerda que en una relación, no hay que hacer sacrificios de esta magnitud porque idealmente quieren lo mismo (con respecto a cosas importantes que pueden cambiar tu vida).

Tristeza

El fin de una relación puede sentirse como la muerte de un ser querido. Parecido a los síntomas de la depresión, durante esta etapa puede que te aisles socialmente, puede que cambie tu apetito o tus patrones de sueño y puedes volverte más irritable.

Aunque todos estos síntomas sean normales, si te hacen evitar cosas que normalmente sí harías, quizá sea señal de buscar ayuda profesional.

Recaída

El luto por una relación puede hacer que terminen regresando, y en algunos casos superan los problemas que tenían. Pero a veces la recaída sólo es eso. Puede haber un momento de alivio, pero luego la dinámica negativa vuelve más fuerte que nunca, y vuelven a terminar.

Aceptación

Aquí es donde ya dejas de resistir las rupturas. Ya estás del otro lado.

En esta etapa empiezas a armar tu vida otra vez. Aunque todavía tengas tus momentos, ya tienes la mirada en frente hacia el futuro. Es como el paz interior. Aceptaste tu realidad aunque no estés de acuerdo con el resultado.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.