La mayoría de la gente prefiere beber acompañado en lugar de beber solos. Hay algo deprimente con darte un shot en el silencio de tu hogar. Y según estudios recientes, también puede ser deprimente beber y ponerse ebrio mientras tu pareja toma agua.

Para entender cómo nuestros hábitos para beber afectan nuestras relaciones, investigadores entrevistaron a 2,700 parejas casadas con respecto a su consumo de alcohol. Cada persona respondió preguntas sobre la frecuencia con la que beben con su pareja y lo crítico, demandante o irracional que sintieron a su pareja en general.

Descubrieron que las parejas con hábitos similares para beber solían ser más felices que las parejas donde uno bebe mientras el otro se abstiene. En las relaciones donde esto sucedía, las parejas solían experimentar más problemas, especialmente a lo largo del tiempo, en particular cuando es la esposa bebiendo y el esposo que se abstiene.

Lo interesante es que los problemas no tenían nada que ver con cuánto bebía cada quien en la pareja, sino que la otra persona se estaba absteniendo completamente. Una teoría de los investigadores sobre por qué surgen problemas entre parejas con hábitos distintos para beber que significan que no están pasando suficiente tiempo juntos.

Los descubrimientos aplican a patrones en general, así que saltarte las bebidas antes de cenar de vez en cuando mientras tu pareja disfruta de una no es indicación de un mal matrimonio. Pero si esto te suena familiar, podría ser algo que puedas compartir con tu pareja para mejorar la comunicación.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.