Todos conocemos esa sensación de que tus mejores días ya se quedaron atrás, que tu mejor yo se quedó atrás.
Esta sensación de que la persona que solías ser, las pasiones que solías tener y la vida que querías son totalmente ajenos a la persona en la que te has convertido.
Ya no te sientes como tú mismo, pero hay una razón detrás de esto y te puede causar tanto terror como alivio.
No te sientes como tú mismo porque ya no lo eres
Ya no eres la misma persona que amaba todas las cosas que solías amar y creía en todas las cosas en las que creías.
Haz cambiado, fuiste alterado por la vida, has vivido muchas cosas. Las cosas que has visto y la gente que has conocido han tenido un impacto en ti de varias maneras irreversibles.
Ya no eres la persona que solías ser, pero eso no significa que no seas alguien. Lo que significa es que te encuentras en una etapa específica en tu vida.
No eres la persona que has sido y tampoco eres la persona en la que te convertirás, eres esa persona en medio de estas dos.
Y este punto de transición puede ser donde encuentres tus mayores desafíos, pero también es donde más crecerás.
Es un lugar donde se resaltan todas tus inseguridades. Vas a cometer errores en estas etapas, es la parte donde te enfrentas a todas las partes problemáticas de tu ser para que las superes.
Puedes sentirte sólo y abrumado en estas etapas de transición, pero son las más importantes.
Es cuando realmente averiguas quién eres, qué es lo que representas y qué te motiva para seguir adelante y averiguar qué hay que dejar atrás.
Es cuando tienes que fijarte bien en todos tus ideales motivados por el ego y darte cuenta quién eres realmente. Lo que quieres cuando nadie te está viendo y cómo brillas en tiempos oscuros.
Estas etapas no sirven para separarte de quien eres, sino para desprenderte de quien no eres. Sirven para bajar tus defensas, despojarte de tus identidades egoístas y obligarte a recordar quién eres realmente en el fondo. Quien siempre has sido y quien siempre serás cuando todo el caos de fingir se desvanece.
Estas son las etapas en las que menos te sentirás como tú mismo, pero paradójicamente, son los momentos donde eres tu tú más absoluto.
Y eventualmente te volverás a sentir como tú mismo, poco a poco. Con tal de que estés dispuesto a renunciar a la persona que has sido y empiezas a caminar hacia la persona que te estás volviendo, todo saldrá bien.