Lo que hagas en estas situaciones, especialmente si son públicas, dependerá de cómo funciona tu cabeza y con qué clase de niño estás trabajando. No hay soluciones ni respuestas fáciles, pero hay unos consejos que pueden ayudar.
Se consistente
Tener reglas es más productivo a la larga, aunque sea muy difícil al principio, tienes que acatarte a ellas. A veces te vas a querer rendir o cambiar las reglas desde la última vez que tuviste que poner orden. No lo hagas. Mientras más te acates a las reglas, más ayudarás a tus hijos a aprender cómo deben comportarse.
Mantén las cosas bajo tus términos, no los suyos
Es fácil ceder ante tus hijos después de una discusión que no parece tener fin, pero no pierdas la autoridad. Los niños hacen berrinches por varias razones y muchas en realidad no tienen sentido. El cansancio y la frustración te causarán desesperación, lo que te hará buscar las salidas rápidas o fáciles, pero hagas lo que hagas, no cedas tu terreno a tus hijos, no dejes que ellos dicten cómo van a ser las cosas. Mantén control de la situación, la calma y no hagas las cosas sólo para darles el gusto a ellos.
Si se vuelve demasiado agobiante, te disculpas y te vas por unos minutos
Ve al baño o vete al cuarto de alado, no abandones la situación. Si estás suficientemente lejos y tienes los nervios de punta, este es el momento para sacar todo eso, pero procura que tus hijos no te vean ni escuchen. Procura dejarlos a cargo de alguien de confianza, no los vayas a dejar solos. Al volver, tendrás más energía para terminar de lidiar con la situación.
Aprende cuándo no hay que correr riesgos
Cuando les están saliendo los dientes de leche a tus hijos, por ejemplo, sería buena idea establecer una regla de nada de comer fuera hasta que le terminen de salir los dientes. El dolor y molestia constantes dejarán a todos cansados, tú y tu pareja incluidos. Entonces preferible evitar cualquier factor externo.
Recuerda que todo esto son sugerencias y no son reglas establecidas para cuidar a tus hijos. Los niños de todos son muy diferentes entre sí y no existe una guía que funcione para todos.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.