El piojo no distingue raza ni condición social y pese a los mitos, no es una cuestión de higiene deficiente.
Y es que, cada 10 o 15 años se presenta en México una epidemia de piojos, la cual afecta principalmente a la población escolar infantil, aunque muchas veces se presenta en adolescentes.
Las épocas de calor son más propicias para la infestación de estos parásitos que viven en el cuero cabelludo, axilas y pubis, siendo más vulnerables las niñas y mujeres.
Contagio
El contagio se da por diversos factores entre los que destacan las relaciones sexuales con promiscuidad, o por contacto a través de toallas, ropa interior, ropa de cama o ropa en general donde van las formas de resistencia de estos parásitos.
La forma de contagio más frecuente es de cabeza a cabeza, también se da por compartir objetos personales como sombreros, peines, cascos, cepillos y ropa, entre otros.
Los piojos pueden vivir fuera del ser humano por algunos día y algo que facilita su propagación es que pueden brincar hasta 1.20 metros y un piojo adulto es suficiente para su diseminación.
Síntomas
Los síntomas y consecuencias son comezón intensa, reacciones indeseables en la piel de quien padece esto e infecciones debido a la defecación de estos parásitos, lo cual puede dar fiebre y mal estado general.
Aunque a los piojos les gustan las cabezas limpias porque ahí no encuentran “competencia”, la recomendación es mantener una higiene escrupulosa, y si ya se está infectado, se debe utilizar shampoo especial para atacar a estos animales y en ocasiones tomar medicamento antiparasitario.