Admítelo, seguro has estado en una fiesta y tras unas copas, de repente se te antoja un cigarro aunque normalmente no fumas o ya dejaste de fumar. Como ya no fumas más que cuando bebes, has de imaginar que reduces el daño que le hace el cigarro a tu cuerpo.
En realidad no te estás haciendo algún gran favor al fumar poco en lugar de nada. Sólo recuerda que fumar, en cualquier cantidad, nunca tiene nada de bueno
Básicamente los cigarros producen gases nocivos que causan que reaccionen tu pulmones. Quizá uno solo no haga mucho daño duradero, pero son como las sabritas, no puedes comerte sólo uno.
Lo que sucede con el tiempo en tus pulmones es que empiezan a producir más mucosa para proteger la capa de los pulmones donde viaja el aire. Eventualmente esto resulta en la tos de fumador.
Los efectos de un cigarro un día y otro una semana después todavía se acumulan con el tiempo. Si tus hábitos de fumador son ligeros o intermitentes, aún aumenta tu riesgo de padecer de cáncer o una enfermedad del corazón.
Y si eso no fuera suficiente, también puedes sumar esto a la lista: posibles infecciones respiratorias, parto retrasado, mal funcionamiento de esperma, cataratas, recuperación de cartílago dañado más lento y alta tensión sanguínea.
Así que es mejor no ceder ante la tentación de ese cigarrito, aunque sea el único de la noche. Come alguna botana en vez, para distraerte del antojo del cigarro.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.