A un grupo de arquitectos de la Academia de San Carlos, dado el gran desempeño que han tenido desde su formación, les asignan un terreno al poniente de la ciudad inmerso entre ranchos que la rodean. Naciendo así la primer colonia de la Ciudad de México, la colonia de los arquitectos, la cual tendría  la tecnología más avanzada de su época, tanto en trazo como en instalaciones.

Es este tejido urbano que alcanzará gran éxito por entremezclar en sus lotes grandes casonas de la aristocracia porfiriana con las hoy famosas privadas destinadas a la clase media de artistas y profesionistas compartiendo poco después de la mitad del convulso siglo XIX mexicano esta floreciente propuesta urbana.

En lo que fuera parte del Rancho de San Rafael, inaugurado un 24 de octubre de 1539, el arquitecto Fernando Somera diseña en ocho manzanas este asentamiento para que en él habiten los arquitectos de la Academia.

Sus límites eran: al oriente por la calle de Ramón Guzmán que después ensanchada se convertirá en Insurgentes Centro, al poniente la calle de Rosas Moreno, al sur ferrocarril a Toluca, hoy Sullivan; al norte Calzada a San Rafael, hoy Guillermo Prieto y Camino al Calvario, hoy Gómez Farías; al centro calle de Industria y Garita al Calvario, hoy Serapio Rendón y también al centro la Calle de los Arquitectos, hoy Miguel Schultz.

Se solicita la aprobación de la Colonia de los Arquitectos en 1852 y sale la autorización hasta 1857, cuya propiedad era de la familia Romero de Terreros herencia del hombre más  rico del mundo de su época; el conde de Regla, fundador  del Monte de Piedad.

El Porfiriato en su máximo apogeo genera el nacimiento de  una clase social de gran pujanza, la cual encarga a los arquitectos de la Academia le den forma a sus nuevas necesidades naciendo así la arquitectura porfiriana, pero también las clases medias requieren compartir esta nueva atmosfera iniciando así las privadas.

El resultado fue todo un éxito emergiendo estilística de los neos; neobarroco, neomorisco, una tardía interpretación del Art-déco y del Art noveau. Todos ellos conforman la Arquitectura Porfiriana y esta colonia deslumbró al país y tiene aún grandes muestras de su esplendor en pie y de ello continuaremos hablando en futuras intervenciones. Tenemos una gran historia que contar…………………Seguiremos deslumbrando.

Escrito por Rubén Ochoa Ballesteros