Tus senos pasan por una batalla épica cuando estás embarazada. Crecen varias copas, cambian de forma y producen leche como locos. Pero también son diferentes después de tener al bebé antes de regresar a su estado natural…. si es que lo hacen.

Es normal que crezcan durante el embarazo, podrían incluso ir de una copa A hasta una copa C y luego no es raro que incluso superen la D después de que nazca tu bebé. Pero después se vuelven a reducir cuando terminas de amamantar y es normal que incluso sean más pequeños que antes de que te embarazaras. Hay algunas excepciones donde las mujeres conservan los senos aumentados después.

Todo esto es debido a las hormonas. Las hormonas femeninas estimulan las glándulas mamarias y los ductos crecen para poder amamantar a tus hijos cuando finalmente nazcan. Cuando por fin dejas de amamantar tus senos regresan al tamaño que eran antes de embarazarte.

No es raro para que las mujeres terminen con senos más pequeños que como eran antes del embarazo, al igual que no es raro que conserven su nuevo tamaño. Esto es porque en algunas mujeres, amamantar causa que los tejidos en los senos se vuelvan más densos y luego la grasa y los tejidos que lo unen dentro de tus senos puede moverse también. Como resultado, el tamaño y la forma de los senos son afectados.

Tus pezones tampoco se salvan de estos cambios. Las hormonas del embarazo pueden hacer que se noten mucho más cuando estas amamantando y pueden parecer que cuelgan cuando dejas de amamantar. Por suerte, esto es temporal, tus pezones regresarán a la normalidad con el tiempo.

Desafortunadamente, no hay mucho que puedas hacer para prevenir que tus senos tengan alguna crisis de identidad después del parto además de mantenerte en forma. La grasa excesiva puede hacer este problema peor.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.