[sws_blockquote align=”left” alignment=”alignleft” cite=”Fernando” quotestyles=”style02″] Mientras siga el mercado en pie, aquí vamos a estar. [/sws_blockquote]

“Comprar en un mercado es garantía de bueno” dijo Fernando que lleva 30 años trabajando en el mercado; Raúl despierta todos los días a las 3:30am para ir a la central a buscar lo que hace falta para La pescadería Medina; el jefe del puesto, Luis Medina, ya estaba ahí cuando llegamos y mientras platicaba con el dueño de otro de los puestos se fumaba un cigarro, traía una chamarra verde, larga, tipo impermeable. Ese día amaneció nublado y con lluvia desde las 7:00am.

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El atún más bonito.

Al puesto le faltaban los últimos toques de hielo y al jefe la bata de trabajo. Saludé a Fer con un abrazo y Raúl sólo me dirigió un cálido ‘buenos días’ aunque después se disculpó por no reconocerme –no sé si debería hacerlo, sólo nos habíamos visto una vez, semanas antes, y sé que no fui la única cara que vio desde entones-. Fer me preguntó si ya había desayunado y me ofreció un café que rechacé.

Carlos y Mariana llegaron casi una hora después que yo; Raúl sonrió y nos ofreció más café, Mariana pidió uno que Raúl le disparó y Fer, mientras tanto, se fumaba un delicado. El puesto es de los hermanos Medina –aunque ahora sólo queda uno–, y en él trabajan además de Raúl y Fernando, Luis, Manuel, Rey y Ángel. Me sé el cumpleaños de todos porque así me los presentó Fer, también sé que el puesto vecino vende carne de jabalí –tienen en exhibición el cuerpo del animal cortado a la mitad, disimulé bien mi desprecio y sonriendo me di la vuelva y me alejé dando las gracias—, Ángel es un auténtico pirata, lleva anteojos de botella redondos, el pelo largo amarrado con una cola de caballo, barba y bigote, no se lleva del todo bien con Fer ni con Raúl, pero el jefe dice que es un excelente vendedor; la primera vez que lo vi me preguntó si estaba de mal humor; la segunda, me dijo que no me le acercara al dueño del puesto porque ya estaba de mal humor porque estábamos grabando y no me quiso dar una entrevista porque nada de lo que dijera sería relevante.

[sws_blockquote align=”left” alignment=”alignleft” cite=”” quotestyles=”style02″] Ángel es un auténtico pirata. [/sws_blockquote]

La realidad es que el dueño del puesto no estaba molesto y me dio la mano con gusto cuando me acerqué a darle las gracias. La razón por la cual Ángel no me dio la entrevista fue porque creyó que toda la grabación era puro juego “nada más se están haciendo” fueron sus discretas palabras que de todas formas escuché.

El resto de los integrantes se alejaron de las cámaras y se mantuvieron serios. Ángel me pidió que le sacara unas fotos a sus huevos de pato –que él mismo acomodó—y Raúl fue por otro café, negro esta vez.

No fue un día de muchos clientes pero se acercó una pareja de señores que se llevó, entre varios pescados, el hígado de atún que según el cliente en Japón valdría 2,000 pesos “hay pescados que se subastan hasta en 1 millón de pesos”. Cuando tuvo cerca el hígado que Fer cortó, lo tocó con el dedo y se llevó el dedo a la boca. Los pescados más caros que tienen son el róbalo, atún, huachinango, extraviado y pámpano. 150 gramos de atún están en 70 pesos. Fer nos preparó sashimi de atún y aunque era para mí, no lo probé pero sé que estaba delicioso –Mariana y Carlos me lo dejaron claro-.

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El jefe Medina

“No me siento, a veces llego desde las seis para darle vista al puesto para que se vea bonito y aquí me quedo hasta después de las cuatro de la tarde”, Fer me contó en dónde guardan el pescado y cómo lo acomodan para que quepa en las bodegas que están atrás del puesto, me contó sobre el aniversario del mercado, que es el 24 de junio, “antes el jefe contrataba marimba y se la pasaban tocando” los últimos años no ha habido marimba pero siguen disfrutando los aniversarios con una fiesta que procuran caiga en fin de semana.

[sws_blockquote align=”right” alignment=”alignright” cite=”Raúl” quotestyles=”style02″] Es buena la competencia pero, somos lo mejor. [/sws_blockquote]

Raúl le va al América y nos lo dijo antes de que pudiéramos preguntar nada sobre su trabajo, jamás ha salido a pescar pero, lleva 40 años trabajando con pescados, “la competencia es buena hija pero nosotros somos lo mejor eso sí te lo digo, es buena la competencia pero somos lo mejor, tengo testigos”. Los dos son felices en su trabajo aunque a veces tengan que lidiar con clientes que no regresan el saludo y no dan las gracias.

“En Semana Santa yo estaba arriba y pasó un señor que realmente ni nos compra a nosotros y venía con su esposa:

–¿Cuánto vale el frasco de ostiones?

–100 pesos.

–¿100 pesos?

–Sí.

–No mames.

Aquí ves de todo, no me espanto pero, no estuvo bien que me haya dicho eso, son precios que me da el patrón y yo los doy, no es por gusto”.

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El arte de cortar pescado.

Ángel estuvo casi todo el tiempo recargado en una charola de camarones, Raúl estuvo platicando largo rato con Mariana  poniéndole canciones desde su celular, Fer atendía a clientes mientras platicaba conmigo; el dueño del puesto estuvo haciendo anotaciones y los demás cerca de la caja.

Antes de irnos se acercó otro cliente que los saludó de mano y se llevó atún y salmón, Ángel seguía en el mismo lugar echándole ojo a sus huevos de pato, Raúl estaba platicando con otra clienta que no se llevó nada pero nos sonrió amable y Fer se quedó cerca del tronco en el que corta el pescado como lo pide el cliente. “Mientras siga el mercado en pie, aquí vamos a estar.”

Dirección: 

Ernesto Pugibet No. 21

Centro histórico de la Ciudad de México.