Si vieras a varias personas con ropa de colores llamativos amontonados debajo de unas escaleras en un espacio público, quizá pienses que son maniquíes a primera vista. Los cuerpos están contorsionados en todas las direcciones y algunos incluso están de cabeza, todas las caras tapadas por capuchas. Pero luego notas que una mano se mueve o detectas cualquier movimiento y te das cuenta de que están vivos.
La colección, Bodies in Urban Spaces de Willi Dorner es brillante. Las intervenciones urbanos temporales no dejan ningún rastro cuando se termina el performance y buscan hacer que los residentes experimenten sus ciudades de manera distinta.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.