Esto es porque las cáscaras están cargadas de cosas buenas como antioxidantes, vitaminas y fibra. Cuando le quitas la cáscara a la comida, estás básicamente eliminando nutrientes esenciales adicionales que ayudan a combatir contra enfermedades y mantienen tu cuerpo funcionando perfectamente.
Por ejemplo, alrededor de una tercera parte de los nutrientes en una manzana, como la vitamina C, A y potasio, se encuentran en la cáscara. Lo mismo aplica para las papas, la cáscara tiene alrededor de la mitad de la fibra de la papa al igual que más calcio y hierro que el resto.
Es más, comerte las cáscaras puede darles otro sabor y textura a tus almuerzos y elimina mucho tiempo de preparación.
Recomendamos que te comas la cáscara de manzanas, peras, pepinas, zanahorias, berenjenas, duraznos, ciruelas, papas, camotes, etc.
Y no desperdicies las cáscaras de los cítricos, guárdalos para rallarlos y agregarlo a tu alimento para un sabor extra al pollo o el pescado.
Para quedar perfectamente claros: no te estamos diciendo que te comas las cáscaras de todas las frutas y verduras como la de la piña. Usa tu criterio, si la cáscara no se ve apetecible ni fácil de comer, será mejor pelarla y ya. Y si odias el sabor que la cáscara le da a ciertos alimentos, es mejor que te comas esa fruta o verdura sin cáscara a que no te la comas de plano.
Pero si quieres aprovechar todas las ventajas de los nutrientes en las cáscaras, adelante.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.