Una de las principales características de la música pop es ser muy pegadiza. El problema es que a veces algunas canciones lo son tanto que terminan quedándose en la cabeza de una manera tan intensa que simplemente no puedes hacer otra cosa que cantarlas una y otra vez, por horas, días, semanas, meses …
¿Te ha pasado?
Hay una buena noticia: a diferencia de lo que muchos dicen, para quitarte una canción de la cabeza, no es necesario cantarla hasta el final o sustituirla por otra (y tener el mismo problema). Según estudios recientes de la Universidad de Reading, la solución a este problema es en realidad mucho más simple y cuesta unos cuantos centavos: masticar un chicle.
¿Por qué?
Una serie de tres experimentos al mascar chicle demostró que esta actividad reduce el número de pensamientos musicales voluntarios e involuntarios, o sea, indeseados.
Los investigadores creen que el chicle nos ayuda a superar las canciones pegajosas debido a que las conexiones mentales que se ejecutan en el oído son las mismas que retienen esos sonidos. Así que cuando empezamos a masticar un chicle, la acción mecánica de la mandíbula altera estas vías, limpiando de forma efectiva la melodía.
¿Lo intentamos?