1973, mientras la espeluznante película «El exorcista» se daba a conocer, nacía en Guadalajara, Jalisco Oswaldo Javier  Sánchez Ibarra.

Carácter, es lo que siempre ha caracterizado a este gran portero, que jornada tras jornada sigue escribiendo páginas plagadas de experiencia, y éxito en su paso por el futbol mexicano. Si bien ahora es considerado un veterano dentro del futbol, «San Oswaldo» como muchos le llaman a sus 40 años, sigue resguardando la portería del club Santos Laguna,  con una garantía indudable, continúa demostrando su calidad como guardameta.

Comenzado su carrera en las fuerzas básicas del Atlas de Guadalajara, Oswaldo poco a poco trabajó para irse  ganando un lugar en la portería, hasta que así lo consiguió. Su talento y dedicación le dieron la oportunidad para que un 30 de Octubre, debutara en un partido contra el equipo de Veracruz, y es que Marcelo Bielsa detectó en el joven las formidables cualidades que tenía.

Jugó algunas temporadas con el América para después, dar un paso sin duda polémico al llegar al equipo más querido y más importante de México, las Chivas rayadas de Guadalajara, equipo donde se consolidó  dentro del futbol mexicano, y en el que en 2004 vivió uno de los partidos que quedan en la mente durante mucho tiempo, para algunos como un bonito recuerdo, pero para otros, como él y todo el equipo de Chivas, queda como un episodio terrible al obtener el sub-campeonato luego de ver como Rafael Medina ponía en órbita el balón, en la tanda de penaltis, balón que se llevaba a la grada 500 de C.U, las esperanzas y la ilusión de un nuevo título para el rebaño frente a los Pumas.

Pero no pasó mucho tiempo para que Oswaldo recibiera la revancha que tanto necesitaba, en 2006 una nueva final los ponía de frente ante el Toluca, en una final que entregaba un partido de ida con 1-1 en el marcador.  El partido de vuelta que definiría al nuevo campeón comenzaría poniendo con un gol en contra a las Chivas pero después un gol con el hombro primero, y una genialidad en el «Infierno» del «Bofo» Bautista le daban la vuelta al encuentro para más tarde  conseguir el tan anhelado trofeo  de campeón que Oswaldo, como capitán y referente del club de Guadalajara levantaría, coronando así un capítulo de gloria para el portero mexicano.

El apodo de «San Oswaldo» se lo ganó a pulso gracias a sus lances espectaculares y sus salidas arriesgando completamente el físico que evitaban goles que se traducían en buenos resultados para las Chivas.

Tiempo después en una negociación que no dio muchas explicaciones, Sánchez fue vendido al Santos de Torreón, millonario contrato lo alejaba del club al que le entregó mas de 7 años de carrera, una nueva etapa estaba por comenzar para el arquero, que bajo el argumento de pensar en un mejor futuro para él y su familia se puso los colores verde y blanco.

La Selección Nacional ha sido parte importante en la carrera de Oswaldo Sánchez, asistió al mundial de Francia 98, aunque se tuvo que conformar con ver como Jorge Campos, otro grande de la portería mexicana se consagraba bajo los tres palos. En 2002 asistió como segundo portero, ya que Oscar Pérez era la preferencia para el entonces estratega nacional, Javier Aguirre.

En 2006 con el argentino Ricardo Antonio La Volpe, su sueño de estar como portero titular en una justa mundialista se cumplió. Una selección con buen paso se enfrentaba a la selección de Argentina, siempre poderosa, que  con un chispazo de una bolea que seguramente tenía magia, se clavó en el ángulo izquierdo de la portería de Oswaldo que veía como la esperanza del quinto partido se diluía gracias a aquel histórico gol, que incluso ha sido marcado como uno de los mejores en los mundiales.

Hoy Oswaldo cumple 20 años de carrera como jugador profesional, sin duda alguna es una historia viviente, 40 años son nada para él, seguramente lo seguiremos viendo defender la portería algunos años más.