Estrechar la comunicación y demostrar firmeza ante los niños, son mecanismos efectivos para contrarrestar conductas imperativas y autoritarias que desarrollan como consecuencia de la excesiva permisividad de sus padres, informó la experta Esmeralda Yelís García Ortega.

La especialista en Psicología Clínica adscrita a la Unidad de Medicina de Alta Especialidad (UMAE) en Ginecobstreticia, destacó que estos pequeños, a los que se les denomina “niños dictadores” rigen a sus padres, ignorando la autoridad de éstos.

También reaccionan de manera voluntariosa y caprichosa para obtener lo que desean, rompiendo con la armonía que debe imperar en el hogar, afirmó.

La experta informó que en los primeros 12 meses que el niño comienza a caminar, termina su etapa de dependencia hacia los padres por lo cual desarrolla un sentimiento de libertad y un sentido de dominio ante sus padres.

Agregó que con el tiempo los niños van asimilando que pueden controlar a sus padres mediante ciertas conductas manipuladoras, como lo son las rabietas, berrinches, el llanto y hasta el control de esfínteres, utilizándolos en forma de chantaje para cumplir su cometido.

Explicó que para evitar esto es importante dejarle ver al niño que uno es el padre y de esta forma anteponer límites hacia los menores.

“Un ejemplo sería cuando un niño quiere un dulce, anteponerle que los dulces se permiten sólo después de comer; de esta manera, el padre es el que dicta lo bueno y lo malo”, añadió.

Indicó que es importante explicarle al menor que el padre es el que tiene el control de las cosas, entre ellas la definición del bien y el mal, de esta manera los niños empiezan a normar conductas y a tomar decisiones de lo que es correcto e incorrecto.

Dijo que uno de los principales causantes de este fenómeno es el clima de estricta disciplina en que los ahora padres vivieron durante su infancia hacia el interior de su núcleo familiar en donde su voluntad como niños no era tomada en cuenta, y ahora quieren actuar de manera contraria y evitar a sus hijos el trauma que vivieron ellos.

Sin embargo, este tipo de culpa de los padres hacia los hijos llega a ser muy perjudicial porque aprenden a obtener lo que quieren de manera fácil y sencilla dejando a un lado la figura de autoridad que tendrían que desarrollar los padres.

Agregó que en estas situaciones son los padres los que más sufren porque vuelven al patrón del que querían escapar, sólo que ahora los hijos son los que rigen y manipulan a los padres.

Destacó que lo importante es enseñar al niño que la figura de autoridad existe desde casa porque de lo contrario crecerán con la idea de que todo cuanto quieren pueden obtenerlo manipulando y chantajeando, lo que a su vez les generará conflictos en sus relaciones interpersonales

Fuente: Guadalajara, 24 Oct. (Notimex).