La sociedad se mueve cada vez más rápido y los roles empiezan a cambiar. La mujer quiere ser escuchada y nunca es suficiente. El hombre ha tirado esa máscara de hombre macho para darle vida a los “mandilones” pero en realidad… ¿Que está pasando?

 

¿Miedo, supervivencia, adaptación, aprendizaje propio? La sociedad se está arraigando sigilosamente en lo que los demás pueden llamar egoísmo.

 

La evolución del pensamiento ha dejado “los cuentos de hadas” en las películas o en los cuentos infantiles. Y es que ya no nos dormimos con cualquier cosa.

 

Dicha evolución nos ha llevado a convertirnos en “personajes de ficción”.

 

La persona pertenece al mundo real, mientras que el personaje es sólo ficción, palabras sobre papel que sugieren imágenes mentales.

Las personas convierten en lenguaje los elementos que perciben, mientras que en el personaje literario el objeto percibido es ya lenguaje”.

En el ramo de la sociología citaré a Karl Marx; “Persona es la realidad íntima, la totalidad del auténtico ser, lo que se esconde dentro del personaje, que sólo es una imagen ficticia que el mundo nos impone o que inventamos y ofrecemos al resto del mundo”.

 

Y con esto último es donde parto.

Avanzamos más allá de Disney, nos fuimos a las historias de mucho drama y acción. Nos escondemos bajo una imagen de fortaleza, lo cual resulta irónico ya que se trabaja para que un robot se parezca cada vez más al humano, y el humano cada vez más a un robot. Escondemos creencias, sentimientos y nos alejamos del compromiso. Una decepción amorosa ya nos tira a la cama, el humano se ha vuelto sustituible, casi un objeto. Lloramos más por la perdida del celular que por una relación fallida.

Somos el prototipo perfecto para un robot muy humano. Si se termina algo, solo basta con programarse con el botón “Next” para seguir. Nos predisponemos ante la caída aún si está no ha sucedido. En cierta parte sí hay que estar prevenido pero…. Dejamos de creer para poder seguir, para evadir el dolor, no hemos vuelto intolerantes a este y nos predisponemos a evadirlo con una persona más.

 

Personajes únicos sin duda, con una trama bastante dramática, bastante compleja y bastante miedosa…. Adaptarse es irreversible, lo hacemos para sobrevivir, la historia ya somos nosotros quienes la creamos, decidimos ir por el rol de los villanos porque es más divertido, aunque se pase un trago amargo, nos resulta más fácil.

Cual sea la razón seguramente justifica el comportamiento, solo que hay algo que se debe que tener en mente, cualquiera que sea nuestro rol, así como nos aferramos a él, debemos asumir las consecuencias.

Nuestra vida se rige por nuestras decisiones, aunque estas no establecen quienes somos, el compromiso que tengamos con ellas sí.