Hace diez años, la tendencia de nuestro mundo a achicarse cada vez más se revirtió, y nuestro planeta se agrandó otra vez.
Tres aviones Concorde aterrizaron en sucesión en el aeropuerto londinense de Heathrow, en Reino Unido, ante la mirada atónita de sus fanáticos.
Después de 27 años, el avión más famoso del mundo era pasado a retiro, primero por Air France y después por British Airways, poniendo fin a los vuelos supersónicos para pasajeros.
¿Cómo es entonces que una masa de aluminio que hacía ruido, contaminaba el ambiente y era muy costosa para que la mayoría de las personas pudieran volar en ella sigue siendo tan popular?
“Probablemente, tenía una tecnología mucho más avanzada que la del Apollo 11, el cohete que llevó al primer hombre a la Luna”.
Jock Lowe no es únicamente el piloto del Concorde con más años de servicio, también es el expresidente de la Sociedad Aeronaútica Real británica.
“Ningún avión militar se le acercaba en el plano tecnológico. Era tan fácil de maniobrar y tenía tanta potencia que ni siquiera los pilotos de aviones de combate estaban acostumbrados a pilotarlo”.
Lowe no puede contener la emoción cuando cuenta cómo era volar un Concorde.
“La vez que participamos en la ‘Exhibición Aérea Internacional de Toronto’, 750.000 personas se acercaron a vernos. Nunca olvidaré ese momento”.
Más rápido, más alto
Lowe es parte de un grupo de élite, pero es modesto: hay más astronautas estadounidenses que pilotos de Concorde.
Recuerda una conversación que tuvo con los colegas que pilotaban una aeronave de espionaje extremadamente secreta, la “SR71 Blackbird”.
Contaban que en una oportunidad el controlador aéreo les dijo que se movieran porque un Concorde iba a pasar por la zona. No lo podían creer.
Asomados en una ventaba, estaban dos pilotos militares vestidos con trajes espaciales.
Asomada en otra, ¿quizá Joan Collins tomando champaña? Asumo que ella estaba en el avión, ya que frecuentemente lo usaba. Me pregunto si se habrán saludado.
Técnicamente, el Concorde era revolucionario.
Fue el primer avión en tener un motor controlado por una computadora. Puede que esto no parezca algo muy novedoso, pero en ese momento, era uno de los avances más significativos en tecnología aeronáutica. De hecho, en cualquier tipo de tecnología.
Este sistema permitía disminuir la velocidad en 1.500 km/h en poco más de 4 mts. Si no se hubiera podido hacer, los motores habrían explotado.
También tenía frenos de fibras de carbón. En la actualidad, es lo común, pero en 1960 era una maravilla tecnológica, faltaban décadas para que Airbus lo transformara en algo convencional.
Regreso al cielo
Ha pasado una década, pero todavía existe un gran malestar con British Airways y Airbus debido a la forma en la que el Concorde fue retirado. Ambas empresas, responsables del mantenimiento de la aeronave, fueron acusadas de ponerle fin a esta historia antes de tiempo.
Muy poco después de que se realizaran los últimos vuelos, se lanzó una campaña a favor del reinicio de sus operaciones. Y la campaña continúa.
La organización Save Concorde Group (SCG, por sus siglas en inglés) quiere que British Airways ayude a financiar la realización de un vuelo o que ceda una de las aeronaves a alguien que sí quiera hacerlo.
La aerolínea británica todavía tiene siete Concorde, que se encuentran desperdigados en museos alrededor del mundo, desde Barbados a Manchester, Reino Unido.
“La verdadera razón para el retiro del avión fue política, y ese sigue siendo el único obstáculo para su regreso al cielo”, afirma Ben Lord, de SCG.
Dice que está seguro de que el costo de vuelo del Concorde podría ser de US$32 millones y que Richard Branson (empresario británico propietario de la aerolínea Virgin) colaboraría con los fondos que se necesitan.
“Todavía tengo un maravilloso modelo a escala del avión”, dice Branson en la última entrada de su blog.
“Pero a pesar de haber ofrecido pagar más de US$1 millón por cada aeronave (originalmente el gobierno se lo vendió a British Airways por poco más de US$1) nuestros amigos en esa empresa no aceptaron, y desmantelaron los aparatos de tal forma que es muy poco probable que alguien pueda volar en ellos de nuevo”.
Sucesores supersónicos
Hablando de dinero, analicemos el mito de que el gran “traga gasolina” no era rentable para British Airways.
Lowe comenta que hasta el momento en el que ocurrió ese terrible accidente en París, Francia, en el año 2000, el Concorde había generado ganancias netas de unos US$50 millones al año. Eso totaliza unos US$800 millones a lo largo de su existencia.
El piloto retirado afirma que, en los meses que precedieron a su retiro, seguía generando dinero. Pese a eso, no cree que el avión vuele de nuevo.
Y cuando hablé con British Airways, la respuesta fue la misma de siempre: ni de casualidad.
“Estamos convencidos de que los retos técnicos y de seguridad con los que habría que lidiar para que regresara al cielo, son prohibitivos”, asegura la empresa aérea.
Entonces, ¿veremos al Concorde alguna vez?
Futuro galáctico
Las principales compañías que se dedican a la construcción de aviones, Airbus y Boeing, no tienen planes de ensamblar aparatos supersónicos.
Pero hay otras opciones en el horizonte.
El avión espacial de Branson, Virgin Galactic, tiene previsto transportar a sus primeros pasajeros muy pronto. El empresario asegura que en los próximos años será posible volar entre Londres y Sydney en dos horas y media con un impacto mínimo para el ambiente”.
Una reflexión final. Le pregunto a Lowe si hicieron acrobacias aéreas en los vuelos de prueba del Concorde.
Me dice que realizaron un “tonel” (una rotación de 360º en el eje longitudinal del avión), pero no la maniobra a través de la cual se hace un círculo completo en el aire, aunque era perfectamente posible hacerla.
Habría derramado un poco de champaña, sin duda.
Fuente: (BBC)