Cosmopolitan es una de las revistas para público femenino más populares del mundo, con más de 3 millones de lectoras sólo en EU y con un extenso contenido en cuanto a moda, salud, y claro, sexo. Pareciera que las comedias románticas del cine fueran una versión visual de dicha publicación: la misma ideología recorre ambos productos culturales, la de la satisfacción del hombre y las angustias de la mujer para satisfacerlo, aunque el sentido común pareciera contradecir esto.
Ser una “chica cosmo”, o decir de alguien que lo es, trae implícita una serie de condicionantes previos que contribuyen a perpetuar estereotipos consumistas de la mujer; probablemente decir “aquel es un hombre playboy” no tendría los mismos resultados. Pero lo realmente preocupante es que artículos con títulos como “Haz que tu hombre grite de placer” y “Lo que ellos piensan durante el sexo” son de alguna forma toda la educación sexual a la que muchas mujeres están expuestas en su vida adulta.
Si eres parte de la comunidad LGBT, tal vez te interese leer “la Cosmo” por algún consejo de belleza o moda, pero no para conocer asuntos relacionados con salud sexual o consejos para parejas gay. Y es que esta es sólo otra forma en que el mainstream de los medios de comunicación perpetúan la heteronormatividad monógama y la institución familiar como las únicas respuestas sexuales autorizadas en nuestra sociedad.
Un contenido de calidad para mujeres debería enfocarse desde algunas premisas básicas:
En materia sexual, si no sabes satisfacerte a ti misma no tendrás tantas herramientas para satisfacer a tu pareja (hombre o mujer).
Está bien tener más de una pareja sexual si lo deseas. Eso no te hace una golfa, zorra, o puta.
Las mujeres no necesitan que una cultura heteronormativa las adoctrine a través de revistas como Cosmo para ser una especie de geisha/ama de casa, siempre disponible para atender el deseo masculino.
“Poner un poco de pimienta” al sexo puede ser divertido, pero no va a arreglar tus problemas de pareja. El buen sexo es resultado de buena comunicación entre los participantes, no de leer supuestas técnicas enfocadas a la satisfacción masculina. Ampliar nuestros horizontes sexuales es una maravillosa tarea que lleva toda la vida, pues nunca se deja realmente de aprender sobre nuestro propio cuerpo, ya que nuestro mismo cuerpo nunca deja de cambiar.
En suma, Cosmopolitan es machista en el sentido en que no es una publicación motivada por promover una toma de conciencia no sólo de género en cuanto al sexo, sino como sociedad. Fundada en 1886, Cosmo ha entrado en su tercer siglo de publicación: queda claro al ver que siguen condicionando y adiestrando a las mujeres, como desde el siglo XIX, solamente para satisfacer a los hombres, sus genuinos amos.
Fuente: (Avant Sex)