En algún punto de nuestras vidas, la mayoría nos hemos encontrado en una relación de la cual no estamos muy seguros. El problema con estas relaciones es que suelen ser con una persona que objetivamente es increíble. Son aquellos que nuestras familias y amigos aman, aquellos que nos apoyan siempre. Básicamente una persona que no tiene nada para hacerte dudar de la relación.

Sin embargo, pasa.

Nos sentimos locos por cuestionarlos, son todo lo que te dice el mundo que quieres en una relación, sin embargo, sigue existiendo ese algo que te impide verlo de esa manera. Siempre tratamos de verlo más profundamente, intentamos amar a esta persona más y superar lo que sea que nos esté causando tanta duda.

Pero aquí hay algo que nadie te dice de estas relaciones: no tienes la obligación de permanecer en ellas. No estás obligado a amar a alguien a medias sólo porque en teoría es la persona ideal.

Si no amas la manera que le brillan los ojos cuando habla de lo que le apasiona, déjala ir. Si odias que hable mientras duerme o que se ría demasiado fuerte, no es la persona para ti. Si te quedas con esta persona porque es buena y no te ha hecho nada malo como para dejarlo, no tienes la obligación de quedarte ahí.

Piensa en este detalle sobre esta persona: hay alguien en el mundo que no tendrá ninguna duda de querer estar con ella. Alguien en el mundo ha estado buscando a su pareja ideal y es justamente esta persona con la que a ti no te termina de convencer, alguien que sí ame su forma de reír y cómo ronca por las noches.

Piénsalo, quizá hasta la persona con la que tú deberías estar está en la misma situación que tú, amando a alguien a medias sin saber cómo dejarla.

En ningún momento deberías de conformarte en el amor porque sientes que quizá estés siendo demasiado selectivo. Si sabes lo que quieres en una pareja, búscalo, hasta cierto grado, por supuesto.

Si no estás seguro que quieres estar con la persona con la que estás, es mejor para los dos que aprendas a dejarlo ir.

El día que encuentres a la persona que no te haga dudar, vas a agradecer haber tomado esa decisión.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.