Hay ciertos momentos en que las mejores ideas llegan a tu cabeza, pero también son los peores: mientras te bañas, justo antes de dormir o ya que terminaste una discusión. Poco después de ese instante de claridad mental, la idea se va y por mucho que te esfuerces, nunca regresa. Conoce el motivo por el que esto ocurre.
La ciencia tiene la respuesta. Como señala ABC de España, cuando hacemos una actividad monótona, simple y relajada (observar un paisaje, manejar por una buena carretera, pasear, tomar una ducha) las buenas ideas emergen de la profundidad de nuestra psique. Sin embargo, cuando quieres tomar nota o quieres recordalas, se diluyen.
La culpable de todo es la red neuronal por defecto, un proceso que se activa cuando nuestro cerebro se pone en modo “desconexión”; la que nos permite “soñar despiertos” sólo por un instante. Durante los momentos que más exigimos a nuestro cerebro (en el trabajo, al resolver un acertijo…) se activa otra área, aquella con la que se resuelven las tareas, la “task positive network (TPN)”.
Según la revista Neurology, “si observáramos a través de una resonancia magnética, la ‘red neuronal por defecto’ se ve como una onda que fluctúa una vez por segundo. Y se mueve más cuanto más está en reposo el cerebro. De esa manera, si a la persona se le obliga a pensar en una tarea, la red se desactiva”.