Algunas personas sentimos hambre de la nada y con más frecuencia que otros, pero si esto te está sucediendo mucho últimamente, aquí te podemos ilustrar un poco con respecto al por qué podría estar sucediendo.

Aquí te explicamos 5 razones por las cuales podrías siempre sentir hambre:

No duermes suficiente

La falta del sueño puede afectar tus hormonas que regulan el apetito, aumentando el hambre. Grelina, una hormona que estimula el hambre, aumenta cuando te hace falta sueño.

La leptina es una hormona que estimula la saciedad y esta disminuye al dormir poco. Además, mientras más horas pases despierta, es más probable que vayas por algo en tu refri.

Recuerda buscar conseguir al menos siete horas de sueño cada noche.

Te estás bebiendo tus almuerzos

Mucha gente bebe licuados o alimento líquido cuando no tienen tiempo para comer, pero si de plano dejas que esto reemplace tus almuerzos, esto explicaría el por qué siempre tienes hambre.

La razón por esto es porque los líquidos se vacían más rápido de tu estómago, la comida sólida puede tardar hasta dos a cuatro horas en hacerlo.

Además, cuando licúas la comida, pulverizas las fibras, así que tu cuerpo las descompone más rápido, reduciendo la saciedad.

Bebes demasiado refresco

Las bebidas endulzadas en general están llenas de jarabe de maíz alto en fructosa, que ha sido vinculado a niveles más bajos de saciedad.

Esto es porque consumir fructosa bloquea la capacidad del cerebro de procesar señales de la leptina, la hormona de la saciedad que nos dice cuándo dejar de comer.

Comes siempre de algo enlatado

Muchos contenedores de alimentos contienen un químico conocido como el bisfenol-A (BPA). Se supone que los niveles de BPA que consumimos están dentro de los parámetros seguros, pero según estudios puede afectar tu apetito.

La BPA puede cambiar los niveles de leptina y grelina, causando esos antojos que estás sintiendo.

Estás aburrida

El aburrimiento es un factor importante en el aumento de apetito. Hasta han habido muchos estudios para respaldar la relación entre la susceptibilidad hacia el aburrimiento y comer de más.

Para probar si esto te está pasando, imagínate un corte jugoso de carne. Si realmente tienes hambre, esta idea se te antojoará, de lo contrario, es posible que sólo necesites una distracción y no algo de comer.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.