Es muy tentador darte 5 minutos más de sueño cuando suena tu despertador. Luego nos dejamos llevar por la idea de que darte más minutos de sueño en pequeños intervalos de 5 minutos (9 en algunos casos) se suman al tiempo que dormimos en la noche. Esto, lamentablemente, no es cierto.

Cuando suena nuestra alarma por las mañanas, nuestro cuerpo reacciona, liberando adrenalina y cortisol, provocando una reacción al cuerpo que nos alerta inmediatamente. Pero si vuelves a acostar la cabeza en la almohada en lugar de levantarte, quedarás desorientado y en un estado de inercia somnolienta, a veces hasta por horas.

Cuando recurrimos a los 5 minutos más de sueño, hay más consecuencias que estas. Nuestro cuerpo se restaura, se consolida nuestra memoria y le damos una limpieza a nuestro cerebro durante la fase de sueño más profundo, denominado REM. Pero estos beneficios sólo los adquirimos si nuestro sueño no es interrumpido. Osea que al dormir estas siestas de 5 minutos no obtenemos ningún beneficio.

La gente que recurre a esta medida para dormir más por las mañanas en promedio lo usan unas tres o cuatro veces, brindando unos 20 a treinta minutos más de sueño. Pero este sueño interrumpido es peor que no dormir de plano. En lugar de gozar de un buen descanso, nos damos pequeños intervalos insatisfactorios de sueño, metiéndonos en una horrible lucha entre dormir más y levantarte por fin, sin conseguir ninguno de los dos.

¿Que podemos hacer al respecto? Aquí hay unos consejos:

Se realista con tu hora para despertar: si anticipas estos minutos de sueño extra cuando estas programando tu despertador, te va a costar más trabajo levantarte. Mejor programa el despertador para la hora que piensas levantarte.

En lugar de tener hora de dormir, mejor asignate una hora de despertar: esto ayuda a tu cuerpo para acostumbrarse a tener un ritmo más consistente.

Si en realidad necesitas dormir más, hazlo por más de 5 minutos: los expertos te podrán decir que el cuerpo beneficia más con 20 minutos de sueño sin interrumpir adicionales.

Date incentivos: a nuestros cerebros les encanta recibir premios. Haz algo que disfrutes haciendo cuando te despiertes, ya sea hacer yoga, leer un libro que te guste o tocar un instrumento.

Consigue un mejor despertador: consigue uno de esos despertadores nuevos que te despiertan gradualmente con una luz que se vuelve más brillante con el tiempo o uno de esos que se mueve para que tengas que atraparlo para apagarlo.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.