Te toca ir al gimnasio, pero no te ha dado tiempo de lavar tu ropa de entrenamiento. Así que sacas una playera del cesto de ropa sucia, lo hueles y no está mal. Listo para otra ronda antes de la lavada, ¿no?

Pues resulta que esto puede ser muy riesgoso, al menos de que no te importen los granos o sarpullido o el mal olor.

La cosa es que puede parecer estar bien tu ropa, incluso oler bien, pero no significa que eso durará mucho.

Esto es porque el sudor que producimos no tiene olor, sino que es el sebo y las bacterias en tu piel que terminan en el sudor que causa esos malos olores.

Mientras más bacterias en tu sudor, mayor el olor. El ejercicio brinda las condiciones perfectas para las bacterias al elevarse la temperatura y la cantidad de sudor.

Si no lavas tu ropa inmediatamente, las bacterias continúan multiplicándose incluso después del ejercicio, por lo tanto tu ropa irá oliendo progresivamente peor. Así que esa playera que pasó tu prueba de olor antes podría oler mucho peor para cuando te la pongas en el gimnasio.

Además, la tierra y el sudor en exceso en tu ropa puede reaccionar con el oxígeno en el aire, dejándote con manchas amarillas difíciles de remover de la ropa.

Este mismo factor que hace apestar tu ropa también puede perjudicar tu piel. Al usar una prenda en la que sudaste, termina con una textura más dura, aumentando la posibilidad de causar rozaduras durante el ejercicio. Esto junto con las bacterias puede resultar en comezón en la piel y hasta irritación.

Y si tienes problemas con el acné, este hábito también puede hacer que te salgan más granos.

Así que considera lavar tu ropa inmediatamente después de cada sesión de ejercicio para eliminar los malos olores y las bacterias dañinas.

 

Publicado por Othón Vélez O’Brien.