Desde hace tiempo se sabe que el número de horas de sueño de que disfrutan las personas declina con la edad.

Esto sucede por varias razones, entre ellas, que vivimos en una cultura que propicia la creencia de que dormir es un lujo, algo que fácilmente puede recortarse si hace falta. Después de todo, para eso es la cafeína. Pero mientras el promedio de sueño que obtenemos ha caído, las tasas de obesidad y diabetes se han disparado. ¿Es posible que haya una conexión entre estos hechos?

Para averiguar qué efecto tiene incrementar sólo 60 minutos el promedio de horas de sueño, BBC les pidió a siete voluntarios, quienes normalmente duermen entre 6 y 9 horas, que se prestaran para un estudio en el Centro de Investigación de Sueño de la Universidad de Surrey, en el Reino Unido.

Los voluntarios fueron distribuidos aleatoriamente en dos grupos. A uno se le pidió dormir seis horas y media; al otro, siete horas y media. Una semana después, los investigadores tomaron muestras de sangre e intercambiaron los grupos: se le otorgó una hora más de sueño a los que durmieron menos y viceversa.

Al cabo de dos semanas a los voluntarios les fue cambiado el patrón de seis horas y media de sueño a uno de siete horas y media, y al revés.

Las pruebas de computadora revelaron que la mayoría encontraron difíciles las tareas que requerían agilidad mental si habían dormido menos, pero los resultados más destacados salieron de los exámenes de sangre.

El doctor Simon Archer y su equipo en la Universidad de Surrey estaban particularmente interesados en identificar qué genes se “apagaban” o “prendían” en los voluntarios como resultado de cambios en su patrón de sueño.

“Encontramos que unos 500 genes estaban afectados”, explica Archer. “Algunos iban hacia arriba y otros hacia abajo”.

Lo que descubrieron fue que cuando los voluntarios dormían una hora menos, los genes asociados con procesos como inflamación, respuesta inmune y respuesta al estrés se volvían menos activos. El equipo también notó un incremento en la actividad de los genes asociados con la diabetes y el riesgo de cáncer. Lo contrario ocurría cuando se añadía una hora de sueño.

Así que el mensaje claro de este experimento es que si estás durmiendo menos de siete horas cada noche y puedes alterar tus hábitos de sueño, así sea sólo un poco, esto podría repercutir positivamente en tu salud. “Duerme hasta tarde, te hará bien”, es la clase de mensajes, en materia de salud, que no se producen frecuentemente.