Una comida de negocios puede ser de las mejores formas para crear una buena relación con clientes. La tecnología nos ayuda a mantener mejor el contacto, pero nunca se podrá comparar con la experiencia personal cara a cara.

Pero no permitas que tus malos modales o descuidos en la mesa interfieran con tus negocios. Vas a querer evitar las situaciones que planteamos a continuación:

No hagas líos con la cuenta

Si invitaste a un cliente a comer, tú lo pagas. Si puedes, dale al anfitrión tu tarjeta de crédito discretamente al ingresar al restaurante para evitar cualquier situación incomoda con la cuenta al final de la comida.

No vayas al restaurante nuevo que quieres probar

Una comida de negocios no es el mejor momento para estrenar restaurante, corres el riesgo de que la comida y/o el servicio sea malos. Mejor escoge un restaurante que ya conozcas. Si se puede, escoge uno dónde te conozcan por tu nombre y sabes que siempre te atenderán perfectamente, podrás dar la ilusión de que eres VIP.

No canceles o pospongas la cita

Consulta bien tu agenda antes de invitar a un cliente a comer. Los planes pueden cambiar, pero que los cambies a ultimo minuto porque ya tenías otra junta o se te presentó una mejor oportunidad hace que parezca que no tienes orden. La idea de la comida de negocios es impresionar y ganarte a tus clientes, lo mejor será que no les des razón para dudar de ti.

No seas el primero en ordenar

Deja que tu cliente ordene su comida primero, luego le sigues la corriente. Tienes que saber si el cliente tiene alguna dieta especial, no es buena idea ir a un restaurante de carnes si tu cliente es vegetariano.

Si tu cliente sólo se pide una ensalada y un té helado, será mejor que hagas lo mismo o pidas algo similar en lugar de exagerar y pedir una comida de cinco tiempos para los dos.

Cuida tus modales

Eres un empresario, no un bárbaro, los modales son esenciales en una comida de negocios. Mastica con la boca cerrada, usa la servilleta y no bebas alcohol de más. La borrachera, aunque sea ligera, puede aflojarte la boca de más.

Pon atención

Conoce a tu cliente a través de la conversación, haz preguntas abiertas, haz que se note tu interés, sé interesante y la conversación fluirá orgánicamente.

No tengas miedo al compartir unas historias personales, ayuda a humanizarte a los ojos del cliente y podrán entablar una relación más personal. Sólo asegurate de mantener la conversación apropiada, no les vayas a contar tus secretos más íntimos.

No consultes el teléfono

Tus corroes pueden esperar, apaga el teléfono o ponlo en vibrar y no lo saques de tu bolsa. Puedes estar entrenado para responder el segundo que suena, pero debes dar tu atención completa al cliente. Qué tan atento estés le demostrará al cliente le dedicaciónque le darás.

Basicamente, la comida de negocios debe tratarse más de el negocio y no de la comida.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.