Es importante que sepas que no tienes que explicarle a nadie tus decisiones, especialmente aquellos que se dedican a entenderte mal o aquellos que esperan que tomes las decisiones seguras. No tienes por qué dejar de hacer lo que quieres con tu vida sólo porque a alguien más le molesta.
Nunca sacrifiques tu felicidad por miedo de molestar o decepcionar a los demás.
La gente rara vez entenderá por qué te gusta hacer las cosas que haces porque nunca han estado en tu lugar, no saben qué es lo que te mueve a ti. No entienden lo que te hace feliz ni cuánto tiempo llevas esperando a que algo suceda.
No entienden por qué te aferras a unas cosas y te desapegas de otras y seguramente no entienden tu corazón, por qué amas y perdonas a algunas personas mientras que dejas a otras irse.
La gente siempre te dará consejos que ellos nunca seguirían y se tomarán cosas que nunca han vivido a la ligera.
Sólo aprende a tomar tus propias decisiones y aprender de tus errores, crece como resultado de tus decisiones, hayan sido las correctas o no, no por lo que te dice la gente.
Si te equivocas o tus emociones se apoderan de tu y terminas haciendo algo inusual de ti, es más importante que sepas perdonarte a ti misma, no necesitas el perdón de los demás.
Toda la gente que conoces también está confundida o aprendiendo sobre algo y no siempre puedes contar con lo que te dicen o muestran.
Tú eres la única persona que terminará viviendo con sus decisiones y no las tienes que defender ante nadie que no esté viviendo tu vida por ti. Nunca te dejes atrapar por las opiniones y los juicios de los demás, tus decisiones deberían de liberarte de todo esto.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.