Las avispas suelen tener una mala reputación en general, sus picaduras duelen mucho y ni son útiles como las abejas. Sin embargo, parece que ahora es su hora de fama: resulta que su veneno ha mostrado señales de atacar células cancerígenas dejando las células saludables en paz.
El veneno se llama MP1 (Polibia-MP1), y la forma que elimina de manera selectiva las células de cáncer no había sido conocida hasta recientemente. Lo que hace es explotar el arreglo atípico de grasas o lípidos en las membranas celulares cancerígenas. Su distribución anormal crea un punto débil donde la toxina puede interactuar con los lípidos, lo cual le hace hoyos a la membrana. Estos hoyos son suficientemente grandes como para dejar salir las moléculas esenciales, como proteínas, que permiten el funcionamiento celular.
La avispa en particular responsable por este veneno es Polybia paulista.
En membranas de células saludables, la capa interior de la célula esta llena de fosfolípidos. Sin embargo, en células cancerígenas, los fosfolípidos se ubican en la capa exterior de la membrana, expuesto al exterior.
Para probar los diferentes efectos de la presencia de los fosfolípidos sobre una célula, los científicos examinaron como el MP1 interactúa con modelos de membranas fusionadas con fosfolípidos. La presencia de cada fosfolípido tuvo un efecto destructivo en las células. El fosfolípdio incrementa la posibilidad de que se una el MP1 a la membrana. La presencia de este incrementó el tamaño de los hoyos creados por el MP1.
Formado en tan sólo segundos, estos poros son suficientemente grandes para permitir salir moléculas como el RNA y proteínas se escapen con facilidad de las células.
Ahora sólo toca averiguar qué le da al MP1 sus propiedades selectivas e intentar refinarlas.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.