Encélado, una enigmática luna blanca de Saturno con volcanes que arrojan hielo, debe su singularidad a las mareas de fuerzas gravitatorias ejercidas por este planeta, indicó un estudio publicado este miércoles en la revista Nature.
Descubierto en 1789 por William Herschel, Encélado, uno de los muchos satélites naturales de Saturno, mide sólo 504 kilómetros de ancho pero es una de las grandes rarezas del Sistema Solar.
Lejos de parecer un asteroide picado de viruela y lleno de polvo, su superficie es una vistosa cubierta blanca de hielo, que se ve prístina excepto por algunas fracturas cerca de su polo sur.
Estas grietas – apodadas “rayas de tigre” – emiten fuentes de vapor de agua que instantáneamente se convierten en granos de hielo en contacto con el vacío del espacio.
Algunos astrofísicos creen que este pequeño satélite alberga un océano de agua salada, lo cual lo convierte en un buen candidato de fuente para la vida.
Pero, ¿cómo puede existir un océano debajo de su superficie, si la temperatura ambiente está cerca del cero absoluto (-273 grados Celsius, -460 grados Fahrenheit) y el Sol es un punto distante?
La respuesta, según los teóricos, se encuentra en un fenómeno conocido como fuerzas de marea.
Aunque el término marea se asocia generalmente con el mar, los astrónomos lo utilizan también para describir la atracción ejercida por un planeta sobre sus satélites, o por la Luna sobre la corteza terrestre. En este último caso, el efecto de las mareas se observa fácilmente en los océanos, pero también se ejerce sobre la corteza terrestre, que se eleva varias decenas de centímetros dos veces al día.
En relación a Encélado, que gira en torno a Saturno en 1.37 días, a aproximadamente 238 mil kilómetros del planeta de los anillos, argumentan que la atracción gravitatoria ejercida por el segundo planeta más grande del Sistema Solar aprieta el interior de Encélado, causando una fricción cuyo calor permite que el agua permanezca en estado líquido.
Largamente debatida, esta noción es comparable a la de un penacho helado que gira alrededor de Saturno en una órbita en forma de huevo.
Cuando Encélado está más cerca de Saturno, el penacho se encuentra en su punto más tenue, una señal de que las fracturas se cierran por una poderosa fuerza de gravedad del gigante planeta, y por lo tanto, escapa relativamente poca agua, de acuerdo con el nuevo estudio.
Pero cuando Encélado está en su punto más distante de Saturno, el penacho es varias veces más brillante, lo que sugiere que las fracturas se abren, más bien como un puño que se afloja, escupiendo más agua.
La evidencia de este estudio proviene de 252 imágenes infrarrojas tomadas entre 2005 y 2012 por la sonda estadunidense Cassini durante sus solitarias vueltas en torno a Saturno.
Estas imágenes proporcionan “pruebas sólidas de que las fuerzas de marea juegan un papel importante en el control de la actividad penacho de Encélado, tal vez cambiando el ancho de los conductos entre la superficie y varios depósitos subterráneos”, dice el estudio, dirigido por Matthew Hedman, de la Universidad de Cornell en Nueva York.
Muchos de los granos de hielo de Encélado caen luego en su superficie, lo que explica que ésta sea de un blanco deslumbrante.
El hielo también puede ser el origen de uno de los anillos de Saturno, que le dan al gigante planeta gaseoso su belleza especial, según algunas teorías.
Milenio