Como el “fin de la infancia”; así tituló hace unos días la revista Vanity Fair, su reportaje acerca de la tendencia de crianza que se ha ganado múltiples seguidores en Hollywood en el último tiempo, como Penélope Cruz, Tobey Maguire, Jamie Lee Curtis, Helen Hunt, y Hank Azaria. Este último, incluso dijo: “Quería un libro de reglas que me dijera cómo manejar cualquier situación con un niño. (Y esto) es lo más parecido que he encontrado al Santo Grial”.

El nombre de esta técnica para padres es RIE (Resources for Infant Educarers), y se ha hecho conocida como la forma de relacionarse con los pequeños –bebés y menores de dos años- como si fueran adultos, prometiendo a cambio, hijos más competentes y seguros de sí mismos a largo plazo.

No es una tarea tan fácil. Entre las variadas reglas que se han ido estableciendo para los seguidores de RIE –desde su fundación en 1978 por la educadora de párvulos Magda Gerber y el neurólogo pediátrico Tom Forrest- están la eliminación de juguetes, sonajeros, móviles, sillas de comer especiales, hablarle con claridad, andadores -descritos como una “prisión en movimiento”- y los clásicos chupetes.

“Los chupetes son como un tapón. Detiene el llanto de un niño. Pero la pregunta es, ¿tiene un menor el derecho a llorar?”, escribió en el pasado Gerber, fiel defensora de la idea de dejar que un pequeño llore todo lo que quiera. Pero a diferencia de otras técnicas para padres que invitan a lo mismo, para evitar que luego un hijo manipule con sus lágrimas, RIE aspira a que éste no se acostumbre a reprimir sus emociones.

“RIE te lleva de vuelta a lo básico. Nos hace a todos mejores. Mejores padres, mejores compañeros, mejores personas”, aseguró la actriz Jamie Lee Curtis, sobre este método, que promueve la relajación del menor y las estimulaciones naturales, siempre guiándose por la ley de que a un bebé se le debe respetar sus ritmos y espacios, tratándolas como personas totalmente funcionales y no subestimando sus capacidades innatas de desarrollo.

Pero a pesar de la popularidad que esta tendencia ha ganado a lo largo de los años, algunos expertos han contrariado sus dictámenes, en temas como dejar que los menores resuelvan por sí mismos sus problemas -otra regla de RIE-, y en lo referente a hablarles con poco claridad, ya que, según un estudio de la Universidad de Washington, la pronunciación exagerada que un adulto hace al hablarle a un bebé, ayudaría a éste a desarrollar su lenguaje, aprendiendo más rápidamente las palabras.

Sin embargo, los libros sobre RIE siguen siendo bien acogidos por muchos padres que ven ahí un buen método de crianza. Así sucedió con “Baby Knows Best”, el libro que publicó el mes pasado la actual directora de la organización, Deborah Carlisle Solomon. Allí, la autora hace una invitación a los papás de darle más libertad a los menores, dejando prácticas como las de los llamados “padres helicópteros”, como se le conocen a aquellos que monitorean y vigilan constantemente los pasos de sus hijos. Otros de sus consejos son los que entregó al The Huffington Post, como bajar las revoluciones a la hora de interactuar con un bebé –vestirla, bañarla, pasear con ella, etc.-. De este modo, ella podrá ser parte integral de las actividades. Lo mismo corre para los hijos menores de tres años.

“A veces, (a ellos) se les acusa injustamente de no cooperar, cuando lo que sucede es que sus vidas se mueven tan rápidamente que no pueden mantener el ritmo, haciendo que pierdan su equilibrio emocional”, afirmó. Otras de las recomendaciones de Salomon es decirle al bebé todo lo que se hará, como “te voy a cambiar el pañal”, o “vamos a sacarte el pijama”. “Cuando le dices a tu bebé lo que vas a hacer antes de hacerlo, el se puede preparar para lo que sucederá después. Se puede relajar, sabiendo que no habrá sorpresas”, dijo. Eso sí, se debe ser paciente con el lactante, para que comprenda lo que pasará. “Míralo, y espera una señal que te indique que está listo”.

De igual forma, Salomon pide dejar de lado, y ojalá apagar, celulares, televisión o computadores a la hora de vestir, cambiar pañales o bañar al infante. “Al darle completa atención durante estas actividades íntimas, su bebé puede reabastecerse emocionalmente, y el mensaje que se transmite es ‘eres importante para mí. Me preocupo por ti”, comentó la autora.

Fuente: ElComercio.com