Dos personas se encuentran, crean una relación juntos y conforme pasa el tiempo, deciden si permanecer juntos o no. Esta ruta directa y sencilla suele ser el caso para mucha gente, pero para otros, la búsqueda del amor suele ser mucho más rebuscado. Así que se nos ocurre la pregunta: ¿qué tan sanas son las relaciones intermitentes? (o sea, las relaciones en donde termina la pareja y vuelve repetidas veces)
Mucha gente ha pasado por esta experiencia. En vez de terminar las cosas de manera limpia, se crea una clase de ciclo. Tienen problemas, terminan, se reconcilian y se repite, creando una montaña rusa emocional de intimidad, pasión y pérdida.
¿Pero qué es lo que causa que surjan estos patrones en una relación?
La ruptura
Las personas en esta clase de relación intermitente suelen terminar inicialmente por conflicto, características personales de cualquiera de los dos, una insatisfacción general en la relación o las ganas de salir con otras personas.
Estas rupturas suelen carecer de una comunicación clara y abierta que caracteriza la clase de negociación de despedida es una ruptura permanente.
La reunión
Estas parejas deciden volver a la relación por varias razones, ya sea por sentimientos persistentes, la creencia de que encontraron a la persona con quien están destinados a estar, extrañar el compañerismo que viene con la relación o por querer esa comodidad y familiaridad de la relación.
A veces descubren que es difícil encontrar a otra pareja, haciendo que se interesen más en reconectar con sus exes. En general, esta gente tiene muchas dudas y desilusiones sobre la relación, les frustra la situación y tienen muchas dudas sobre el estado de la relación.
¿Qué tan sano es?
Algunas evidencias indican que estos patrones son tóxicos, tanto para la relación como para los individuos. Mientras mayor la frecuencia con la que las parejas terminan y vuelven, más suele deteriorarse la relación.
Para determinar si esta clase de relación es sana o no, deberíamos de entender que no todas las relaciones de este tipo son iguales. Algunas evidencias indican que se dividen en dos grupos estas relaciones: la primera que le da importancia a la transición, en donde la pareja aprovecha las circunstancias cambiantes, dejando que la transición funcione como pruebas u oportunidades para que mejore la relación. Y también está de la separación gradual en donde se lleva a cabo el patron de terminar y volver con esperanza y expectativa, pero este patrón suele llevar al final permanente de la relación.
El hecho de que si son sanos o no estos tipos de relación está vinculado a estos dos tipos. La gente que trabaja en la relación intermitente, abiertamente negociando transiciones para entrar o salir de la relación suelen sentir más satisfacción.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.