Si durante tu rutina de baño utilizas esponjas vegetales para tallarte el cuerpo, es momento de replantearte si deberías hacerlo.

Este tipo de esponja que supuestamente exfolia y enjabona tu cuerpo desnudo en realidad es el hogar perfecto para las bacterias.

“Las esponjas vegetales en principio son higiénicas. Lo que afecta a su longevidad es su mantenimiento”, explica Esther Angert, profesora asociada en el departamento de microbiología de laUniversidad de Cornell.

Las esponjas acaban con las células muertas del cuerpo, que “se acumulan en todos los recovecos y grietas de la matriz fibrosa de la esponja”, asegura. Cuando has acabado de frotarte, es muy probable que dejes la esponja en el baño hasta su próximo uso. Este es el momento oportuno para que las bacterias se reproduzcan. “La atmósfera de la ducha es la apropiada; un entorno húmedo sin mucha ventilación perfecto para las bacterias”, afirma. Las bacterias se alimentan de cualquier materia orgánica, como las células de la piel desechadas que se quedan en la esponja.

Cada vez que la esponja se humedece y no se seca correctamente, los organismos crecen más. Y así “extiendes las bacterias que te habías quitado de encima la vez anterior”, explica la dermatóloga Michele Green. “La esponja vegetal devuelve a tu cuerpo toda la suciedad de ayer”. Cuando te jabonas el cuerpo con un gel que huele a lavanda, lo que en realidad estás haciendo es restregarte el cuerpo con bacterias con aroma a lavanda.

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Ahora bien, si estás muy unida/o a tu esponja vegetal, estos son los pasos que debes seguir para disminuir el riesgo de que tu piel se convierta en una fiesta de bacterias.

    • Deja que se seque. Saca la esponja de ese ambiente húmedo. Abre la ventana del baño y deja la esponja húmeda en un lugar donde le dé más el aire. Si quieres ser extremadamente cuidadoso, lava la esponja con jabón y deja que se escurra después de haberte bañado y antes de ponerla a seca.
    • Reemplázala. Si cambia de color o de olor, es el momento de comprar una nueva.
    • Ponla en el microondas. Cada día, se debería colgar la esponja fuera de la humedad de la ducha y, de vez en cuando, ponerla 20 segundos en el microondas cuando esté mojada. Evita meter la esponja con algo que pueda fundirse o quemarse, y asegúrate de que esté completamente mojada. No metas en el microondas las esponjas de plástico.
    • Métela en cloro. Puedes sumergirla en una solución de agua con un 5% de cloro. Esto acabará con las bacterias, pero el proceso es bastante tedioso.

“Yo recomiendo a mis pacientes que no utilicen esponjas vegetales ni materiales ásperos de exfoliación en la ducha”, afirma Krant. “El cuidado de la piel debe ser suave, no agresivo; la gente se lava en exceso, eliminando así los aceites naturales e hidratantes que evitan que la piel se seque y agriete”, añade. Cuando te bañes basta con utilizar esponjas desechables suaves o con cualquier jabón y tus propias manos.

Con información de Huffington Post