Seguramente has visto a celebridades e influencers usando máscaras faciales futuristas de luz LED para mejorar el envejecimiento o combatir el acné. Detrás de esta tecnología está la terapia de luz roja (TLR), una forma de fotobiomodulación que ofrece beneficios que van más allá del cuidado de la piel.
Deportistas de élite, por ejemplo, recurren a camas de luz roja para acelerar su recuperación. Los médicos también la usan como tratamiento complementario para pacientes con dolor crónico y agudo, con la esperanza de reducir el uso de opioides en cirugías.
Los expertos creen que la luz roja energiza tus células, ayudándolas a funcionar mejor. Así como las plantas convierten la luz en energía, nuestro cuerpo puede hacer algo similar.
¿Deberías probar la terapia de luz roja?
La TLR no sólo puede ayudarte a recuperarte más rápido después de hacer ejercicio, sino que también puede prevenir dolores musculares. Investigaciones han demostrado que disminuye los niveles de una enzima responsable del daño muscular y las molestias post-entrenamiento, e incluso previene su actividad desde el inicio.
Es por eso que las camas de luz roja son populares en salas de entrenamiento de deportistas profesionales. Aunque no seas atleta de alto rendimiento, la energía que proporciona a tus células debería mejorar tu desempeño físico en general. Además, se ha descubierto que disminuye el ácido láctico y mejora la circulación, algo que hasta el ejército ha investigado por su potencial para ayudar a los soldados.
Alivia el dolor inflamatorio y la hinchazón
La terapia de luz roja ha mostrado efectos en la expresión de genes relacionados con la inflamación, ayudando a regularla. Ya sea que necesites aumentar la inflamación para sanar una lesión o reducirla si está causando problemas, la TLR acelera el proceso de curación, en lugar de simplemente ocultar el dolor.
Este tratamiento es ideal para problemas superficiales como picaduras de insectos, quemaduras o cortes, ya que la luz llega fácilmente a la piel. Sin embargo, dolores en tejidos más profundos, como la artritis, pueden requerir tratamientos más especializados en un entorno clínico.
También puede ayudar a reducir la hinchazón al estimular el drenaje linfático, incluso en pacientes con linfedema tras un cáncer de mama.
No es una solución mágica para todo
Si bien la terapia de luz roja tiene el potencial de tratar diversos problemas, aún hay muchos desafíos. A menos que recibas este tratamiento de un médico, es difícil saber si el dispositivo que estás usando es realmente efectivo. Aunque requiere aprobación de la FDA, no siempre es fácil saber si un producto es lo suficientemente potente antes de comprarlo. Afortunadamente, el tratamiento no es peligroso, por lo que el mayor riesgo es para tu bolsillo.
¿Cómo optimizar tus sesiones de terapia de luz roja?
Si decides probar la TLR en casa, sigue estos consejos para maximizar sus beneficios:
- Acércate lo más posible a la fuente de luz.
- Haz tres sesiones a la semana, de 15 a 20 minutos cada una.
- Asegúrate de que la luz alcance la zona que quieres tratar, y si estás usando un panel, rota tu cuerpo tras 15 minutos.
- Usa la luz lo antes posible. Si te lesionas, aplica la TLR inmediatamente.
Recuerda siempre consultar a tu médico para asegurarte de que este tratamiento sea el adecuado para ti.