“Cuando me fui a vivir a Francia, traté de hablar con los gorriones, los perros, las palomas, los gatos, las vacas y los caballos. Pero no pude. No sé por qué. Creo que es porque mi verdadero país es África y no Francia”.

Rudyard Kipling publicó, en  1894, la historia de un niño llamado Mowgly, quien después de perder a sus padres fue acogido por una manada de lobos, comienza a vivir en un mundo desconocido.

El libro de la selva, conocido también como El libro de las tierras vírgenes, ha encantado a chicos y grandes por generaciones debido a su mensaje y lecciones morales que toman la forma de animales salvajes. Pero no fue sino hasta hace poco, que esta historia salió de las páginas del libro para sumarse a las del mundo real.

Tippi Benjamine Okanti Degré , de ascendencia francesa, nació y pasó su i

nfancia en Namibia, debido al trabajo de sus padres, quienes documentaban la  fauna salvaje de ese lugar . Por más de 10 años, Tippi creció rodeada de suricatas, elefantes, serpientes, cocodrilos y jaguares, además de que pudo convivir con las diferentes tribus que habitaban el desierto de Kalahari, en África, los Bosquimanos e Himbas, quienes le enseñaron a sobrevivir en las duras condiciones del desierto.

Las fotos tomadas por sus padres documentan el encuentro entre dos mundos que, alejados por el hombre, logran reconciliarse  por la simple razón de querer cohabitar.

Tippi se relacionaba con cualquier animal que cruzara a su paso, así fue como desarrolló un vínculo profundo con un leopardo huérfano al que nombró Mufasa, y a pesar de que nunca fue domesticado, el lazo entre ambos era notorio.

Después de un año de no verse, y ya cuando Mufasa se había convertido en un animal de gran tamaño, el leopardo corrió a su encuentro como si el tiempo no hubiera pasado y ninguno de los dos hubiera crecido.

Al igual que Mowgly, en El libro de la Selva, Tippi tuvo que regresar con los humanos a las grandes ciudades, aunque después de concluir sus estudios, regresó a África para hacer seis documentales sobre la naturaleza para Discovery Channel.

Las fotografías que sus padres regalaron al mundo muestran a una niña que aprendió a acariciar a una serpiente, hablar la lengua de los Bosquimanos e Himbas y a viajar en elefante; una infancia inusual e inigualable que ofrece la oportunidad de creer que, a veces, las historias más increíbles pueden traspasar las páginas de los libros.

Fuente: (Cultura Colectiva)