Probablemente sabes que la depresión post-parto es una condición seria que afecta a las nuevas mamás, pero si eres papá o serás papá próximamente, probablemente no creas que tu pareja corra riesgo o que tú podrías también correr ese mismo riesgo.

Según las estadísticas, alrededor de 1 de cada 5 madres nuevas presentan síntomas de DPP durante el primer año de ser madre. Pero, aunque no hayan muchos estudios al respecto, alrededor del 10% de padres también lo llegan a padecer.

Esto es lo que deberías de saber si eres padre con un hijo nuevo o esperando a uno:

La depresión post-parto es real y es un problema serio

Es normal que un padre se sienta algo triste los días o las semanas después del parto. Para la mamá, esto suele ser el resultado de los cambios hormonales acelerados que ocurren en su cuerpo. Y sorprendentemente, esto también es el caso para los papás. Aunque no se sabe exactamente por qué sucede esto en los hombres, existen evidencias de los niveles de testosterona bajan durante este periodo, que puede ser vinculado con la depresión.

A veces estos cambios hormonales son leves y temporales, pero a veces pueden causar cambios serios en el estado de ánimo, como tristeza extrema, ansiedad o sentimientos de desesperación. Sumale la deprivación de sueño que viene con el nuevo bebé y estos síntomas se exageran exponencialmente.

Si tu pareja parece irritable, retraído o malhumorado por más de dos semanas a la vez, puede ser señal de DPP y no debería de ser ignorado.

Las señales no siempre son fáciles de detectar

El estigma que acompaña la DPP significa que puede ser difícil para que la gente sepa qué buscar. Por esto es importante familiarizarte con los síntomas, que incluyen sentimientos de tristeza o desesperación, cambios de humor, momentos de llanto y pérdida de apetito.

Si tu pareja habla de sentirse abrumado, o expresa su preocupación de no poder congeniar con el bebé, es una señal de alerta. Preguntar es la clave ya que una mamá nueva puede dudar de compartir cualquier sentimiento negativo que podría tener con respecto al bebé por no querer parecer una mala madre.

No eres el terapeuta ni el doctor de tu pareja

Si crees que tu pareja presenta síntomas de DPP, recuerda que es una condición médica que requiere de atención médica profesional. No es algo que puedas resolver por tu cuenta en casa.

Esto aplica si sospechas padecer tú mismo de DPP, tu pareja te puede escuchar y apoyarte, pero eso no es tratamiento. Sólo un profesional con un titulado debería ayudar con esto.

El apoyo hace una gran diferencia

El cansancio extremo, aislamiento y la falta de apoyo son desatadores de la DPP. Así que aunque tu pareja esté viendo a un terapeuta o tomando medicamento, ambos todavía tienen que hacer unos cambios en casa.

Si tu pareja es la que está luchando contra esto, busca maneras de aliviarle la carga. Encargate de alimentar al bebé en las noches o los fines de semana para que tu pareja duerma más, por ejemplo. Si tú eres quien está luchando con esto y tu horario te complica las cosas para ayudar más, no temas buscar ayuda. Busca a un amigo o un pariente que te ayude, aunque sea para traerte algo de comer o lavar una carga de ropa.

Contempla que puede tomar tiempo para que tu relación vuelva a la normalidad

Si tu pareja está luchando de manera notable, vas a querer hacer todo lo posible para ayudar a que se sienta mejor, pero esto puede sumarle más estrés a la relación.

Si hay tensión en la relación, se paciente y apoyador. Pregúntale a tu pareja cómo puedes ayudar, pero intenta no desesperarte si no sabe cómo puedes ayudar inmediatamente. Y no titubees si te dice qué hacer para ayudar, sólo hazlo.

Más que nada, estén ahí el uno para el otro

Es fácil para que padres nuevos caigan en la trampa de dedicar toda su energía para el bebé nuevo. Pero no hagan esto al grado que se empiezan a ignorar como pareja, y tampoco te descuides a ti mismo. Siempre deben estar disponibles a cualquier hora para el bebé, pero no se olviden de las necesidades de su pareja.

Puede que no tengas el tiempo ni la energía de salir a cenar o darle un masaje, pero siempre puedes darle unos minutos para ver cómo está emocionalmente.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.