Una puja entre sólo dos personas y un cuadro que se vende por poco más de US$550 no es lo que uno espera como arranque de la primera gran subasta de obras de arte, joyas y vehículos incautados al narco colombiano.

Pero el primer «bodegazo» de la Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE), que se prolongará hasta este viernes, definitivamente me está ayudando a poner en perspectiva mis preconcepciones sobre las fortunas de los narcotraficantes.

Es cierto que la pintura del santandereano Guillermo Spinoza con la que se acaba de abrir la almoneda no es, ni por mucho, la más valiosa de las 183 obras de arte que están en oferta, y que el catálogo de esta particular «venta de garaje» también incluye relojes incrustados en diamantes y otras joyas más a tono con la imagen de ostentación y derroche propia de los señores de la droga.

Pero como explica Clara Saldarriaga, la funcionaria de la DNE que está a cargo de la subasta, los narcos colombianos nunca se han mostrado particularmente interesados en invertir en este tipo de bienes.

Y cuando lo han hecho, no siempre ha sido con los mejores resultados.

«Entre esta gente que estaba al margen de la ley, lo que son los mafiosos, pues indudablemente había poco conocimiento de lo que son las obras de arte, entonces se engañaban muy fácilmente. Igual con las joyas. Encontramos también uno que otro vidriecito verde que pensaban que eran esmeraldas», dice.

«El fuerte de los narcotraficantes está representado en los bienes inmuebles. Y esos bienes inmuebles están por todo el país», agrega.

Ni Lamborghinis, ni Maserattis

Esto explica en parte por qué el valor base de los objetos de esta primera «venta de garaje» –que también incluye 131 vehículos y más de 10 mil objetos diversos, entre muebles viejos y otros enseres personales, además de ganado– apenas se acerca al millón de dólares.

Imagen de los objetos en subasta durante el primer bodegazo de bienes incautados al narco colombianoEntre los bienes en subasta, una moto Harley and Davidson, joyas y numerosos cuadros.

Aunque la forma en la que se han gestionado los bienes de los narcos a lo largo del tiempo también es parte de la ecuación.

«Al haber insuficientes controles (sobre los bienes incautados) se generó un foco de corrupción. Y personas de todas las clases, corruptos, funcionarios públicos, se aprovecharon, se enriquecieron a costa de estos bienes», dijo  el exdirector de la DNE, Juan Carlos Restrepo.

Y abandonados en bodegas estatales durante años, muchos otros bienes simplemente se fueron depreciando.

En exhibición y lista para la venta, por ejemplo, está una reluciente motocicleta Harley and Davidson.

Pero gran parte de los vehículos de la subasta llevan años abandonados, y por ello se están vendiendo a precio de chatarra.

«El narcotraficante ha cambiado un poco su perfil porque si antiguamente la sociedad fue un poco más permisiva con esta clase de excesos, yo creo que ahora ya no es permisiva» – María Mercedes Perry, liquidadora DNE

Aunque también es cierto que la mayoría son vehículos de trabajo: nada comparable a la colección de autos clásicos de Pablo Escobar –incendiada por sus enemigos y ahora conservados como parte del museo dedicado a las víctimas del narcotráfico que opera en su antigua hacienda, «Nápoles»–, mucho menos una flota de Lamborghinis y Maserattis.

Y María Mercedes Perry, quien tiene a su cargo la liquidación de los bienes de la DNE, cree que eso también dice algo sobre el éxito de Colombia en la lucha contra el narcotráfico.

«Yo creo que el narcotraficante ha cambiado un poco su perfil porque si antiguamente la sociedad fue un poco más permisiva con esta clase de excesos, yo creo que ahora ya no es permisiva», dice.

«Y además se tienen muchísimos más controles de los que se tenían en su momento», agrega.

Buscando gangas

Cuadros incautados al narco colombianoEl primer «bodegazo» incluye obras de arte por un valor estimado de medio millón de dólares.

A pesar de ello, el total de la fortuna incautada al narcotráfico actualmente en poder del estado colombiano se estima en la nada despreciable cifra de US$1.500 millones, sobre todo en haciendas, edificios, fábricas y algunas sociedades.

Aunque, por el momento, la DNE sólo pude disponer plenamente de un tercio de esos bienes, pues los trámites legales que siguen a la confiscación pueden llegar a durar años.

«Por eso es que ahora la fiscalía está presentando un proyecto de ley para ver cómo se acortan los términos del proceso de extinción de dominio, para que estos procesos no duren tanto tiempo como están durando en la actualidad», explica Perry.

Y si bien la institución a su cargo ya ha celebrado algunas subastas de bienes inmuebles –y otra, con propiedades valoradas en unos seis millones de dólares, está prevista para dentro de un par de semanas– su objetivo, como liquidadora, es institucionalizarlas junto a los «bodegazos».

El nivel de asistencia de este jueves, sin embargo, parece sugerir que los colombianos podrían necesitar de algo de tiempo para acostumbrarse a la idea de hacerse con bienes alguna vez relacionados con el narcotráfico.

Aunque también es cierto que poco a poco han llegado más interesados, y durante este tiempo he podido ver cómo un par de cuadros del pintor colombo-peruano Armando Villegas han terminado vendiéndose por casi el doble de su precio base.

Y Saldarriaga me explica que algunos compradores prefieren operar a distancia, para así mantener cierto nivel de anonimato.

«Efectivamente, uno antes de querer comprar algo de esto lo piensa varias veces», reconoce Jaime Leguizamón, el feliz comprador de uno de los Villegas.

«Había poco conocimiento de lo que son las obras de arte, entonces se engañaban muy fácilmente. Igual con las joyas. Encontramos también uno que otro vidriecito verde que pensaban que eran esmeraldas» – Clara Saldarriaga, DNE

«Pero me pareció que como realmente no es una adquisición tan grande, no creo que tenga ningún tipo de repercusión a nivel de los propietarios anteriores», dice.

Y Héctor Díaz Molano, el comprador del Spinoza que abrió la subasta, dice no sentirse incómodo por el peculiar pasado de la pintura.

«Los cuadros no tienen la culpa», afirma sonriendo.

Ambos compradores se definen como aficionados al arte en busca de una ganga, pero entre los asistentes a la venta también está Paula Silva, quien trabaja para una consultora especializada en prevención de lavado de activos.

«Nosotros tenemos unos procesos de capacitación, entre ellos una expo-capacitación que es el Museo del Lavado de Activos y la Financiación al Terrorismo. Y compramos de este tipo de bienes para aportarlos al museo», explica, demostrándome así que no soy el único que cree que esta subasta también puede servir para explicar mejor el mundo del narcotráfico.

Tal vez debería regresar mañana para ver si puedo comprar ese Rolex falso que en cierta forma resume a ciertos narcos colombianos.

Fuente: (BBC)