Por Benji el Malo
“No sé, no sé explicarlo pero para mí el gato tiene demasiadas cualidades, es de una belleza cambiante, es grácil, presenta lo que decía un poeta: Un gato es nuestra única posibilidad de acariciar un tigre”, dijo alguna vez Carlos Monsiváis, escritor, coleccionista y amante del más pequeño de los felinos.
A tres años de la muerte del cronista, un gato hace su aparición en el escenario político nacional, el que tantas veces Monsiváis diseccionó con su pluma y velocidad mental infalibles, así que sin disponer de los recursos del estado y las sofisticadas estructuras electorales de los partidos políticos mexicanos, el Candi-Gato Morris aparece en las redes sociales y se postula como candidato a la alcaldía de Xalapa, Veracruz.
Con 12, 000 votos efectivos, algo así como el 8 o 10 por ciento de la votación total (envidiable para cualquier izquierda minoritaria de algún rincón del país), el Candi-Gato puso contra la pared la seriedad de un evento que debería ameritar cierta solemnidad cívica.
Para Monsiváis el control remoto (la TV en vivo que aglomera multitudes en la calle) fue el Tótem, la maquina inmortalizadora, el “ya estuve, ya la hice, ya salí en la tele”, el principio y el fin de la democratización, ¿Qué pensaría entonces del Gato político?
El Gato se pasa la tele por el arco del triunfo, al fin no tiene para pagar horarios triple A, pero aparece en ella, cómo, utiliza el nuevo todo, una maraña de información y de gente llamada red social, se presenta, pide el micrófono, habla, se hace escuchar y reclama un lugar no apto para figuras caricaturizadas, le basta tener conexión a internet, llenar unos cuantos datos (los cuales no son necesariamente comprobables) y ya está, aparece, ya es parte del juego.
La identidad de nuestro felino-jarocho-político es de un tono tan secreto como lo es el voto en las urnas, no hay que comprometerse con él, no ofrece una torta para irlo a ver en la plaza del pueblo, no condiciona el apoyo con programas sociales que no le pertenecen, él no pide tú credencial de elector tan necesaria para entrar a la disco o pedir trabajo, el Gato se presta al desmadre, se hace visible en tu muro, pero no sólo eso, hay quien se siente agredido, hay quien se burla de los insensatos que votaron por él, 12, 000 ingratos para ser exactos. ¿Qué no se dan cuenta de cómo están las cosas en el país?, ¿Qué no han visto las noticias?, ¿Por qué adherirse a un personaje sin rostro (humano)?, ¿A ver, y si ganara, qué harías?
Las autoridades del instituto electoral veracruzano advierten que los votos a favor de Morris serán contabilizados como nulos, a lo que sus seguidores respondieron publicando fotografías en el muro de Facebook del Candi-Gato, imágenes de boletas electorales con el nombre de Gato Morris y mostrando el dedo marcado en señal de que han votado, invaden la red social y la lógica institucional, que para variar, no está configurada para entender lo que pasa.
El 7 de julio, en el espacio para candidatos no registrados, los electores pusieron el nombre de «Morris», algunos dibujaron huellas o la cara de un gato en sus boletas, también hubo quiénes acudieron vestidos con una camiseta que muestra al Gato, el Gato ya le bajó la publicidad a Barack Obama, es dueño de sí y de lo que busca, irrumpe en una democracia tan anhelada como deslavada, 12, 000 almas se prenden con la oferta felina, el Gato ha prometido comer y dormir la mayor parte del día y donar la arena de su caja para llenar baches en las calles, ¿votar por un gato?, el Gato es directo, ¿Cansado de votar por ratas?.
Antes de su muerte Carlos Mosiváis poseía 13 gatos, aunque hay quien dice que llegaron a ser hasta 20: Pío Nonoalco, Carmelita Romero, Evasiva, Nana Nina Ricci , Chocorrol, Posmoderna, Fetiche de peluche, Fray Gatolomé de las bardas, Monja desmatecada , Mito genial, Ansia de militancia, Miau Tse Tung, Miss oginia, Miss antropía , Caso omiso, Zulema Maraima, Voto de castidad, Catzinger, Peligro para México, Copelas o maullas, entre otros. La asociación Gatos Olvidados A.C., citará a una conferencia de prensa en los próximos días para exigir públicamente se informe sobre el paradero o el destino final de los 13 gatos de Carlos Monsiváis.